La fuerza de la perseverancia



-¿Escuchaste ese ruido, María? -preguntó Carlos con preocupación. -Sí, lo escuché. ¿Qué crees que pueda ser? -respondió María con incertidumbre. -No lo sé.

Tal vez sea solo el viento o algún animal cerca de la casa -dijo Carlos intentando tranquilizarse a sí mismo y a su esposa. Pero el ruido no cesaba y cada vez se hacía más fuerte y cercano. De repente, un estruendo sacudió la casa y las luces se apagaron.

-¡Oh no! ¿Qué está pasando? -exclamó María asustada. Carlos tomó una linterna y salió corriendo hacia afuera para ver qué estaba sucediendo. María lo siguió detrás temerosa.

Al salir, encontraron un árbol caído sobre la carretera que impedía el paso de cualquier vehículo. -¡Ahora estamos atrapados aquí! -dijo Carlos frustrado. Pero entonces recordó algo importante: sus hijos estaban solos en casa esa noche mientras ellos disfrutaban de una cena romántica cerca del río. La preocupación volvió a invadirlo.

-Debemos volver inmediatamente a casa para asegurarnos de que nuestros hijos están bien -dijo Carlos decidido. María estuvo de acuerdo y juntos caminaron bajo la lluvia hasta llegar a su hogar.

Allí encontraron a sus hijos, Juan y Ana, acurrucados en el sofá viendo una película infantil para pasar el tiempo mientras esperaban su llegada. -¡Mamá, papá! ¡Están bien! -gritó Ana emocionada al ver a sus padres. -¡Sí, estamos bien! -respondió Carlos aliviado.

Después de asegurarse de que todo estaba en orden, Carlos y María se sentaron junto a sus hijos en el sofá. Entonces, Carlos les contó una historia inspiradora sobre cómo la perseverancia y la determinación pueden ayudarte a superar cualquier obstáculo en la vida.

-Los árboles son como las personas -dijo Carlos-. A veces nos encontramos con obstáculos que parecen insuperables, pero si seguimos adelante con valentía y coraje, podemos encontrar una manera de superarlos.

Juan y Ana escucharon atentamente mientras su padre les hablaba sobre cómo él mismo había superado muchos desafíos en su vida gracias a su determinación. Los niños aprendieron una valiosa lección esa noche: nunca rendirse ante los obstáculos y siempre buscar una solución para seguir adelante.

A partir de ese día, Juan y Ana se convirtieron en dos niños más decididos y perseverantes gracias a las enseñanzas de su padre. Y aunque no siempre fue fácil, ellos supieron enfrentar los desafíos que la vida les presentaba con valentía y coraje.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!