La fuerza de la unión



Mari era una diosa muy especial. Tenía el poder de controlar la naturaleza y proteger a todos los seres que vivían en el bosque.

Pero también tenía un don muy especial: podía leer los corazones de las personas y sabía quiénes eran realmente buenas y quiénes no lo eran. Un día, Mari estaba caminando por el bosque cuando escuchó unos ruidos extraños cerca de un árbol.

Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de animales discutiendo entre ellos. - ¡No es justo! - gritaba el zorro - Siempre nos quedamos con las sobras mientras otros se llevan todo lo bueno.

- Es verdad - asintió la ardilla - Mari debería repartir equitativamente la comida entre todos nosotros. Mari decidió intervenir y les dijo:- Queridos amigos, entiendo su preocupación. Pero recuerden que yo siempre he sido justa con ustedes. Siempre les he dado lo necesario para vivir en armonía en este bosque.

Los animales se miraron unos a otros, pero ninguno se atrevió a contradecir a Mari. Pero aquel mismo día, algo inusual ocurrió en el bosque.

Una fuerte tormenta comenzó a azotar los árboles y los animales se refugiaron como pudieron para protegerse del mal tiempo. Al día siguiente, cuando salió el sol, todos los animales salieron de sus refugios para ver cómo había quedado el bosque después de la tormenta.

Para su sorpresa, encontraron muchos árboles caídos y ramas rotas por todas partes. - ¿Qué haremos ahora? - preguntó el conejo, visiblemente preocupado. - No te preocupes, amigos. Mari siempre nos ayudará - dijo la liebre con confianza.

De repente, Mari apareció frente a ellos y les dijo:- Queridos animales del bosque, veo que han sufrido mucho por esta tormenta. Pero no se preocupen, porque juntos podemos reconstruir nuestro hogar.

Los animales miraron a Mari con gratitud y comenzaron a trabajar en equipo para limpiar el bosque y plantar nuevos árboles. Pasaron días enteros trabajando duro hasta que finalmente lograron devolverle la vida al bosque. Mari estaba muy orgullosa de todos los animales y decidió recompensarlos por su esfuerzo.

Les dio comida abundante y protección extra para que estuvieran seguros en el futuro. Desde ese día, los animales del bosque aprendieron una valiosa lección: cuando se trabaja en equipo y se tiene fe en uno mismo, cualquier obstáculo puede superarse.

Aprendieron también que la justicia de Mari no solo consistía en dar lo justo a cada uno, sino también en enseñarles lecciones importantes sobre la importancia del trabajo en equipo y la solidaridad.

Y así fue como Mari siguió cuidando de aquel frondoso bosque vasco junto a sus fieles amigos animales. Juntos vivieron muchas aventuras llenas de aprendizaje y siempre recordaron que la unión hace la fuerza.

FIN.

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