La fuerza del equipo



Había una vez tres amigos llamados Andrés, Javi y Leo. A ellos les encantaba jugar al fútbol juntos todos los días en el parque de su vecindario. Eran inseparables y siempre se apoyaban mutuamente.

Un día, mientras jugaban un partido emocionante, Andrés tropezó con una piedra y cayó al suelo. Se lastimó la pierna y no podía levantarse. Javi y Leo corrieron hacia él muy preocupados. "¡Andrés! ¿Estás bien?" -preguntó Javi angustiado.

"Me duele mucho la pierna, no puedo moverme", respondió Andrés con dolor. Leo rápidamente pensó en cómo ayudar a su amigo lesionado.

Recordó que había visto un carrito de golf cerca del campo de fútbol que usaban para llevar a los jugadores heridos. Sin perder tiempo, corrió hasta allí y trajo el carrito para llevar a Andrés hasta su casa. Mientras tanto, Javi le daba ánimos a Andrés diciéndole:"No te preocupes, amigo. Pronto estarás mejor".

Con mucho esfuerzo, Leo logró llevar a Andrés hasta su casa en el carrito de golf. Una vez allí, llamaron a la mamá de Andrés para que lo revisara. La mamá de Andrés examinó la pierna lesionada y dijo:"No te preocupes, hijo.

Solo tienes un esguince leve. Con reposo y cuidado te recuperarás pronto". Andrés estaba triste porque sabía que no podría jugar al fútbol por un tiempo debido a su lesión.

Javi se acercó a Andrés y le dijo:"Amigo, no te preocupes. Mientras te recuperas, podemos hacer otras cosas juntos". Leo también se unió a la conversación y añadió:"Podemos animarte en cada partido que jueguen los demás. Y cuando estés listo para volver al campo, estaremos ahí para apoyarte".

Andrés sonrió y se sintió reconfortado por las palabras de sus amigos. Pasaron las semanas y Andrés siguió el consejo de su mamá. Se cuidó mucho y realizó ejercicios de rehabilitación para fortalecer su pierna.

Javi y Leo lo visitaban regularmente para jugar juegos de mesa, ver partidos de fútbol juntos o simplemente charlar.

Un día, mientras jugaban al fútbol en el parque sin Andrés, Javi notó algo sorprendente:"¡Miren chicos! ¡Andrés está caminando!"Todos voltearon la cabeza hacia donde Javi señalaba y vieron a Andrés acercándose lentamente con una sonrisa en su rostro. "¡Estoy listo para jugar otra vez!" -dijo emocionado Andrés. Sus amigos corrieron hacia él emocionados y lo abrazaron con alegría.

Desde ese día, los tres amigos siguieron jugando al fútbol juntos con más entusiasmo que nunca. Aprendieron la importancia del trabajo en equipo, el apoyo mutuo y cómo superar obstáculos juntos.

Y así, Andrés, Javi y Leo demostraron que la amistad verdadera siempre prevalece incluso en los momentos difíciles.

FIN.

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