La fuerza interior de Saguchi


Había una vez un valiente soldado japonés llamado Saguchi, quien había perdido la vista en combate. A pesar de su discapacidad, Saguchi no se rindió y decidió seguir luchando por su país.

Un día, mientras estaba en el campo de batalla, Saguchi escuchó unos gritos de auxilio. Se acercó con cautela y encontró a un pequeño pájaro atrapado entre las ramas de un árbol. Sin pensarlo dos veces, Saguchi trepó al árbol y liberó al pajarito.

-Gracias por salvarme -dijo el pájaro-. Como recompensa, te concederé tres deseos. Saguchi no podía creer lo que estaba escuchando.

Pidió un momento para pensar y finalmente dijo:-Mi primer deseo es tener una espada mágica que me ayude a vencer a mis enemigos. El pájaro asintió y entregó a Saguchi una espada dorada que brillaba con intensidad. Con ella en mano, el soldado se sintió más seguro que nunca.

-Mi segundo deseo es encontrar un compañero leal que me acompañe en todas mis batallas -continuó Saguchi-. El pájaro volvió a asentir y poco después apareció ante él un perro fiel dispuesto a seguirlo hasta el fin del mundo.

Con su nueva espada mágica y su leal compañero canino, Saguchi se sentía invencible. Pero entonces ocurrió algo inesperado: durante una batalla contra los invasores extranjeros, Saguchi descubrió que su espada había perdido todo su poder mágico.

Desesperado, el soldado decidió pedir ayuda al pájaro que le había concedido los deseos. -Por favor, ayúdame a recuperar el poder de mi espada -le suplicó Saguchi-. Sin ella no puedo proteger a mi país ni a mi pueblo.

El pájaro lo miró con tristeza y le explicó que la magia de la espada dependía del valor y la determinación de su portador. Si Saguchi perdía su confianza en sí mismo, la espada perdería su poder mágico para siempre.

Saguchi entendió el mensaje y se dio cuenta de que debía creer en sus propias habilidades para ser un buen soldado. Con esa nueva perspectiva, se enfrentó nuevamente a los invasores extranjeros con una determinación renovada.

Y aunque no pudo verlos con sus ojos, gracias a su perro fiel y su valentía logró vencerlos. A partir de ese día, Saguchi aprendió que la verdadera fuerza estaba dentro de él todo el tiempo.

Y aunque todavía tenía dificultades debido a su discapacidad visual, sabía que nada podía detenerlo mientras mantuviera vivo el fuego en su corazón.

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