La fuga del bosque de queso


Una tarde de verano, Olivia y Helena decidieron explorar el bosque detrás de su casa. Mientras caminaban por el sendero, encontraron un extraño objeto que parecía una pequeña casa de queso. "¿Qué es esto?", preguntó Helena emocionada.

"No lo sé", respondió Olivia con curiosidad. "Pero parece que alguien vive aquí". Decidieron abrir la puerta y para su sorpresa, se encontraron con una criatura peluda con tres ojos y un pelaje que cambiaba de color.

"¡Hola! ¿Quién eres tú?", preguntó Olivia amablemente. "Soy un pichi-pichi", dijo la criatura con voz chillona. "Vivo en esta casa de queso". Las niñas estaban asombradas al conocer a este extraño animal.

Decidieron seguir explorando y descubrieron más casas de queso en todo el bosque, cada una habitada por diferentes pichi-pichis. Algunos viajaban en motocicletas mientras otros conducían coches extraños. "Mira esa moto", exclamó Helena señalando hacia una pequeña motocicleta brillante cercana a ellos. "Quiero montarla".

"Espera" , dijo Olivia rápidamente. "No sabemos cómo manejar eso". De repente, escucharon un fuerte rugido proveniente del fondo del bosque. Era otro grupo de animales desconocidos acercándose hacia ellas. "Oh no", susurró Olivia nerviosa.

"Tenemos que salir de aquí rápido". Agarrando las manos de su hermana menor, corrieron hacia la salida del bosque cuando los extraños animales comenzaron a perseguirlas. "¡Rápido, sube a la moto!", gritó Olivia mientras saltaba en la pequeña motocicleta brillante.

Helena se aferró a su cintura y juntas escaparon de los extraños animales. Finalmente llegaron al final del bosque, donde se detuvieron para recuperar el aliento. "Fue emocionante", dijo Helena con una sonrisa radiante. "Sí, lo fue", respondió Olivia asintiendo.

"Pero también aprendimos que no debemos jugar con cosas desconocidas". Las hermanas regresaron a casa con nuevos amigos pichi-pichis en sus corazones y una gran aventura que nunca olvidarían.

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