La Gallina Tú y su Sueño de Volar



Había una vez, en una granja colorida, una gallina llamada Tú. Ella era muy especial porque siempre soñaba con volar como las aves del cielo. Cada día, al ver a los pájaros revoloteando, suspiraba y decía:

"¡Oh, cuánto desearía volar!"

Sin embargo, sus amigos, los otros animales de la granja, la miraban y reían.

"Gallina Tú, ¡las gallinas no vuelan!" decía el pato Pepe.

"Sí, tenés que conformarte con picotear en el suelo" agregó la vaca Lola, riendo.

Pero la Gallina Tú no se desanimaba. En su corazón sabía que quería intentar algo diferente. Un día decidió hablar con el sabio búho, que vivía en un árbol viejo y grande al borde de la granja.

"Búho, ¿crees que algún día podré volar?" preguntó con ojos brillantes.

"Todo es posible si tienes determinación y un plan, querida Gallina Tú" respondió el búho.

Gallina Tú se sintió inspirada y se puso manos a la obra. Primero, buscó una gran hoja que hiciera de ala. Luego, pidió ayuda a Susana la ardilla, quien era muy buena en construir cosas.

"Susana, ¡ayúdame a hacer unas alas!"

"¡Por supuesto!" respondió Susana entusiasmada. Juntas trabajaron durante horas, usando ramitas y hojas. Finalmente, habían creado unas alas grandes y coloridas.

"¡Listo! Ahora solo falta intentar volar" dijo Gallina Tú, llena de emoción.

Esa tarde, todos los animales se agruparon para ver el gran intento. El gallo Ramón, muy animado, gritó:

"¡Vamos, Gallina Tú! ¡Mostranos lo que podés hacer!"

Gallina Tú subió a una colina, tomó aire, y extendió sus alas.

"¡Voy a volar!" gritó, mientras saltaba por el borde de la colina.

Pero en lugar de volar, cayó suavemente al suelo. Todos los animales contuvieron la respiración, y luego, los risas estallaron.

"Lo intentaste, eso es lo que cuenta" dijo el pato Pepe, aunque todavía se reía.

Gallina Tú, sin desanimarse, intentó una y otra vez, saltando desde diferentes lugares pero solo lograba caer. Hasta que un día, un pequeño viento empezó a soplar.

"¡Es mi oportunidad!" pensó.

Con sus alas listas, se lanzó de nuevo. El viento la levantó un poco y, para su sorpresa, logró deslizarse en el aire.

"¡Miren, estoy volando un poquito!" gritó entusiasmada.

Los animales se quedaron boquiabiertos, y esta vez no se rieron, sino que aplaudieron.

"¡Bien! ¡Sigue así, Gallina Tú!" gritó la vaca Lola.

Y así, aunque no volara como los pájaros, la Gallina Tú había conseguido hacer algo especial y encontrar su manera de volar. Desde entonces, la gallina no solo se sintió feliz, sino que también inspiró a otros animales a no rendirse ante sus sueños. Y aunque los otros animales nunca pensaron que una gallina podría volar, tenían un nuevo respeto por Gallina Tú y su valentía.

"Nunca dejen de soñar, amigos" decía Gallina Tú, sonriendo con orgullo.

Y así, la granja todos comprendieron que los sueños podían hacerse realidad, con esfuerzo y determinación.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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