La Gallina Valiente y los Elementos del Cielo
Había una vez en un tranquilo campo argentino, una gallina llamada Clara. Clara no era una gallina cualquiera; ella tenía un gran corazón y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás. Un día soleado, mientras picoteaba granos en el suelo, escuchó un llanto suave que venía del cielo. Intrigada, Clara levantó la vista y vio a un pequeño nublado, llamado Nebulito, que flotaba triste entre las nubes.
"¿Por qué estás tan triste, Nebulito?" - preguntó Clara.
"No puedo hacer llover y mis amigos necesitan agua en la tierra" - sollozó Nebulito, dejando caer unas pocas gotas que apenas llegaban al suelo.
Clara, al ver la angustia de Nebulito, decidió ayudarlo. "¿Qué tal si organizamos un gran evento para que todos los elementos del cielo vengan y te ayuden?" - propuso.
Nebulito, sorprendido, se secó las lágrimas. "¡Es una gran idea! Pero, ¿cómo hacemos para reunir a todos?"
Clara pensó y pensó, y de repente tuvo una idea brillante. "Voy a invitar al Viento, al Sol y a la Luna para que se unan a nosotros. Ellos pueden traer la lluvia que necesitas".
Emocionada, Clara fue corriendo por el campo. Primero, alcanzó al Viento, que por esos días estaba jugando a hacer volar a los pájaros.
"Hola, Viento. ¿Puedes ayudar a Nebulito a hacer llover?" - le preguntó Clara.
"¡Por supuesto! Siempre estoy dispuesto a ayudar. Llévame a donde esté Nebulito y verás que fácil será" - respondió el Viento con una sonrisa.
Después de eso, Clara se dirigió al Sol, que brillaba intensamente.
"¡Sol! Necesitamos tu luz para que Nebulito se sienta mejor. ¿Podrías venir?" - dijo Clara.
"Claro, Clara. Siempre que necesiten mi calor y mi luz, ahí estaré" - respondió el Sol, radiante.
Finalmente, Clara fue a buscar a la Luna, que estaba descansando en su cueva de estrellas.
"Luna, ¿puedes ayudarnos a hacer llover?" - preguntó Clara con esperanza.
"¡Por supuesto! Cuando el Sol y el Viento están juntos, yo puedo hacer que llueva mucho" - contestó la Luna con una voz suave.
Con todos los elementos del cielo a su lado, Clara regresó al lugar donde estaba Nebulito. Todos juntos comenzaron a hacer un gran espectáculo de luces, sonidos y movimientos. El Viento soplaba fuertes ráfagas, el Sol brillaba intensamente mientras la Luna se preparaba para invocar la lluvia.
"¡Preparados, listos... a llover!" - gritó Clara.
Y así, el Viento empezó a soplar con fuerza y el Sol brilló aún más, creando un magnífico arcoíris. La Luna, en el preciso momento, comenzó a enviar sus suaves rayos para provocar que Nebulito, emocionado, dejara caer una lluvia deliciosa que llenó de vida el campo.
Todos los animales del campo, desde las vacas hasta los patos, comenzaron a saltar y a bailar en la lluvia.
"¡Gracias, Clara! Sin ti no lo hubiera logrado" - dijo Nebulito, sonriendo de oreja a oreja.
"Lo hicimos juntos, Nebulito. Recuerda que siempre que uniéndonos, podemos ayudar a los demás" - respondió Clara, sintiéndose orgullosa.
Y así, la gallina Clara no solo ayudó a Nebulito, sino que también enseñó a todos en el campo la importancia de la solidaridad y del trabajo en equipo. Desde ese día, Clara se convirtió en la gallina más querida y respetada del lugar, y todos sabían que siempre podían contar con ella cuando las cosas se pusieran difíciles.
Y así vivieron felices en su colorido campo, donde la lluvia siempre llegaba a tiempo gracias a la valiente gallina y sus amigos del cielo.
FIN.