La gallina y su pollito especial


. Todos los días la niña iba a visitar a sus animales y les daba comida y agua fresca. Un día, mientras estaba sentada junto a su gallina, se preguntó por qué no tenía pollitos.

"Gallina, ¿por qué no tienes pollitos?" -preguntó la niña con curiosidad. La gallina respondió: "No lo sé, tal vez necesite un gallo para hacer huevos fertilizados". "¡Pero ya tienes un gallo!" -exclamó la niña sorprendida.

El gallo que estaba cerca escuchó la conversación y dijo: "De hecho, sí tengo un trabajo importante que hacer aquí. Tal vez sea hora de ponerme en acción".

La niña sonrió feliz al escuchar esto y decidió ayudarlos en todo lo que pudiera para asegurarse de que tuvieran éxito en su misión de tener pollitos. Los días pasaron y finalmente llegó el momento del gran acontecimiento. La niña se despertó temprano una mañana para encontrar a la gallina empollando sus huevos con mucho cuidado.

La observó durante horas hasta que finalmente empezaron a eclosionar pequeños polluelos. La emoción de la niña era contagiosa mientras abrazaba cada uno de los nuevos miembros de su granja.

Pero pronto descubrió algo preocupante; uno de los polluelos parecía débil y no podía mantenerse en pie como los otros. La niña corrió hacia su casa para buscar ayuda y encontró una caja acolchada donde colocar al pequeño pollito enfermo.

Decidió quedarse con él día y noche para asegurarse de que recibiera todo el amor y cuidado necesario para recuperarse. Con el tiempo, el pollito enfermo se fortaleció y creció hasta convertirse en un hermoso pollo adulto.

La niña estaba feliz de haber podido ayudar a su pequeño amigo y aprendió la importancia de cuidar a todos los seres vivos con amor y paciencia. Desde entonces, la granja de la niña prosperó con muchos nuevos pollitos que llenaron su hogar de alegría.

La niña nunca olvidaría la lección que aprendió sobre el valor del cuidado y atención a los animales necesitados.

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