La Gasela Banidosa



Érase una vez, en una vasta y hermosa sabana, una gasela llamada Bani. A diferencia de las demás gaselas, que eran tímidas y rápidas, Bani era muy curiosa y le encantaba explorar. Sin embargo, había un pequeño problema: Bani tenía la mala costumbre de acercarse a los peligros que encontraba en su camino, especialmente cuando se sentía aburrida.

Un día soleado, mientras todas las gaselas se reunían para descansar bajo la sombra de un baobab, Bani decidió aventurarse un poco más lejos de lo habitual.

"¡Voy a descubrir algo nuevo!" - exclamó emocionada, haciendo un pequeño salto de felicidad.

Bani comenzó a trotar por la sabana. Mientras exploraba, se topó con un arroyo donde vivía un grupo de patos. Se acercó con curiosidad.

"¡Hola, patitos! ¿Qué hacen aquí?" - preguntó.

"Estamos nadando, ¿y vos qué hacés?" - respondió uno de los patos.

Bani sintió envidia.

"¡Quiero jugar con ustedes!" - dijo entusiasmada.

Los patos sonrieron, pero uno de ellos, llamado Flaco, fue más cauteloso.

"Tené cuidado, Bani. El agua puede ser peligrosa para vos."

Sin embargo, Bani solo pensó en divertirse. Se zambulló en el arroyo sin pensarlo dos veces, pero al instante se dio cuenta de que sus patas no eran como las de los patos, y empezó a flotar descontroladamente.

"¡Ayuda!" - gritó, luchando por mantener la cabeza fuera del agua.

Los patos, preocupados, se lanzaron al agua y rodearon a Bani.

"Nosotros te ayudaremos, pero tenés que calmarte y seguir nuestras indicaciones" - dijo Flaco, nadando junto a ella.

Con su ayuda, Bani logró salir del agua, empapada pero agradecida.

"Gracias, Flaco! No debí haberme metido sin pensar."

Después de ese pequeño susto, Bani decidió que tenía que cambiar su forma de actuar. Al volver a la manada, vio cómo sus amigas gaselas jugaban en la sombra, y se sintió un poco sola.

"¡Chicas!" - gritó en la distancia. "¡Quiero unirme a ustedes!"

Al acercarse, notó que estaban hablando de un gran evento: el festival de la primavera, donde todos los animales de la sabana se reunían a celebrar.

"¿Está permitido participar a la gasela más banidosa de la región?" - preguntó Bani con una sonrisa tímida.

"Por supuesto, Bani! Pero tené en cuenta que es importante cuidar a los demás también" - respondió su amiga Lila, una gasela dulce y amigable.

Bani escuchó las palabras de Lila y se dio cuenta de que ser valiente no solo significaba aventurarse. También significaba proteger a los demás y ser responsable.

Así que, en lugar de andar corriendo por la sabana, Bani decidió ayudar a organizar el festival. Pasó el día recogiendo flores, decorando y preparando los deliciosos pasteles de hierba y fruta. La gasela se sintió feliz al ver sonrisas en los rostros de los demás animales.

El día del festival llegó, y la sabana se llenó de colores, risas y música. Bani se dio cuenta de que no tenía que correr hacia lo desconocido para disfrutar de la vida. A veces, hacer lo correcto y ayudar a los demás era la mayor aventura de todas.

Al final del día, mientras miraba a las estrellas iluminadas sobre la sabana, Bani se sintió satisfecha y se prometió a sí misma:

"Voy a seguir explorando, pero siempre con responsabilidad y cuidando a los que me rodean."

Y así, la gasela banidosa se transformó en una valiente amiga que estaba dispuesta a vivir aventuras, pero también a aprender de cada experiencia. Todos los animales de la sabana la querían mucho, y cada vez que se hablaba del festival, siempre se recordaba a la gasela que había aprendido a bailar entre la responsabilidad y la diversión.

FIN.

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