La Gata Negra y el Poder de la Amistad



En una pequeña escuela del barrio, los niños tenían una mascota muy especial: una gata negra llamada Luna. Con sus ojos amarillos que brillaban como estrellas, Luna se convirtió en la compañera más amada de todos. Cada día, los chicos la llevaban al recreo, le daban de comer y jugaban con ella. Pero, a pesar de la alegría que traía, algunos pensaban que tener una gata negra como mascota era de mala suerte.

Un día, durante una reunión, Sofía, la presidenta del Consejo Estudiantil, propuso organizar una feria para recaudar fondos para ayudar a un refugio de animales: "¡Necesitamos hacer algo grande! ¿Qué tal si hacemos una feria con juegos, tortas y actividades?"- Todos estuvieron de acuerdo, llenos de energía.

Sin embargo, en el aula había un grupo de niños que no estaba muy convencido. Mateo, el más crítico, levantó la mano: "Pero, ¿no es de mala suerte tener una gata negra? ¿No deberíamos dejarla en casa?"- A lo que Valentina, con voz firme, respondió: "¡Cállate, Mateo! Luna nos trae suerte. Ya te olvidaste de cómo nos hizo ganar el campeonato de fútbol el año pasado. Ella es nuestra inspiradora"-.

Esa visión positiva contagió al resto de los compañeros, quienes comenzaron a recordar momentos divertidos y mágicos con Luna. Decidieron que la gata negra sería la estrella de la feria. Así que la prepararon con un collar de colores y una cinta brillante.

El gran día llegó. Había juegos, comida y música. La feria fue un éxito, pero de repente, al comenzar a caer la tarde, una lluvia inesperada comenzó a caer. La mayoría de los stands se mojaron y los niños se desanimaron.

"No podemos dejar que todo nuestro trabajo se eche a perder, ¡debemos hacer algo!"- exclamó Ramiro, un niño siempre positivo.

Valentina tuvo una idea brillante: "¡Luna puede ser nuestra salvación!"- Y explicó a sus compañeros que podían utilizar a Luna para animar a la gente que estaba sentada y desilusionada por la lluvia.

Los niños reunieron a todos en un rincón techado del patio y comenzaron a contar historias divertidas sobre Luna, mostrando fotos y dibujándola en carteles.

"¡Y ahora, la estrella del espectáculo: Luna, la gata más divertida!"- gritó Sofía, mientras levantaba a Luna en sus brazos. Luego de unos minutos, los niños comenzaron a reír y a divertirse nuevamente. La energía positiva floreció entre todos mientras Luna jugueteaba y se dejaba acariciar.

Poco a poco, la lluvia cesó, y todos decidieron que lo mejor era seguir con la fiesta. Todos los participantes se unieron a la diversión, y los que antes dudaban, como Mateo, comenzaron a ver lo especial que era Luna.

"¡Nunca pensé que una gata podría hacer un día tan genial!"- confessó Mateo mientras acariciaba a Luna, que parecía disfrutar del aluvión de cariño.

Al final del día, la feria no solo recaudó fondos, sino que unió a todos los chicos más que nunca. La experiencia les enseñó que no se debe juzgar a nadie ni a nada por las apariencias. Luna, la gata negra, se convirtió en un símbolo de amistad y unidad.

Desde entonces, el grupo escolar se volvió muy cercano, y Luna siempre fue recordada como la gata que les mostró que la verdadera suerte viene de los buenos momentos compartidos con amigos y el poder de la amistad.

FIN.

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