La Gatita San y la Ardilla Valiente



En un frondoso bosque de Argentina, vivía una gatita llamada San. Era juguetona, curiosa y siempre estaba dispuesta a ayudar a sus amigos. Un día, mientras exploraba cerca de un arroyo, escuchó un grito desgarrador.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" - gritaba una ardilla desde lo alto de un árbol.

San levantó la cabeza y vio a su amiga la ardilla, llamada Lila, atrapada en una rama. Lila, con sus ojitos asustados, se retorcía sin poder moverse.

"¡Lila! ¿Qué te pasó?" - preguntó San, alarmada.

"Intenté alcanzar una bellota, pero me resbalé y quedé atrapada... ¡No sé cómo bajar!" - respondió Lila, temblando.

San sabía que no podía dejar a Lila sola, así que, decidida, trató de encontrar una forma de rescatarla.

"No te preocupes, Lila. ¡Voy a ayudarte!" - exclamó San.

Primero, San miró alrededor en busca de algo que pudiera usar. Mientras pensaba, vio a un grupo de pájaros volando overhead.

"¡Pájaro, pájaro!" - gritó. "¿Pueden ayudarme?"

Los pájaros se acercaron, intrigados.

"Claro, Gatita San. ¿Qué necesitas?" - preguntó el más viejo.

"Mi amiga Lila está atrapada y necesito que la ayuden a bajar. No puedo hacerlo sola."

Los pájaros intercambiaron miradas y decidieron formar un plan.

"¡Vamos a hacer una cadena! Uno de nosotros puede volar hasta Lila y agarrarla con nuestras patas. El resto lo seguimos desde aquí para ayudarla a bajar con cuidado."

San se sintió aliviada al escuchar esto, pero entonces recordó algo.

"¡Espera! Si la levantan, podrían asustarla. Tal vez necesita un poco de tranquilidad."

Con su ingenio, San decidió hablar con su amiga.

"Lila, escucha. Tienes que respirar hondo y confiar en nosotros. Vamos a hacer esto juntos, ¿sí?"

"Está bien, San. Confío en vos."

Con la valentía renovada, Lila respiró hondo. Los pájaros formaron una cadena en el aire. Uno de ellos voló hacia Lila.

"¡Hola, Lila! No te asustes, solo relájate un poco y confía en nosotros. ¡Vamos a ayudarte!" - le dijo el pájaro.

Con una suave agarre de sus patas, el pájaro levantó a Lila. Sus amigos la siguieron desde abajo, asegurándose de que todo iba bien. San miraba con el corazón en la boca, esperando que todo saliera bien.

Finalmente, después de un par de intentos, los pájaros lograron bajar a Lila sanita y salva.

"¡Gracias, gracias!" - chilló Lila, llena de gratitud.

"No fue nada, amiga. Solo estábamos haciendo lo que se hace entre amigos. Siempre hay que apoyarnos entre nosotros." - dijo San con una sonrisa.

Pero justo cuando parecía que todo había terminado bien, Lila se dio cuenta de que su bellota se había quedado atrapada en la rama.

"Oh no, mi bellota. ¡No puedo dejarla aquí!" - exclamó Lila.

San, siempre pensativa, dijo:

"No te preocupes. Tal vez podamos conseguirla juntas. Los pájaros pueden lograrlo nuevamente."

Lila se sintió emocionada pero también nerviosa.

"¿Me ayudarás a conseguirla, San?"

"Claro, ¡vamos a buscarla juntas!" - respondió San.

Los pájaros, al escuchar la nueva misión, inmediatamente se ofrecieron a ayudar una vez más. Se organizó un plan de rescate en el que sus amigos del bosque también se unieron. Con hojas, ramas y con mucho trabajo en equipo, lograron hacer una especie de cesta que los pájaros usaron para alcanzar la bellota y traerla de vuelta a Lila.

Finalmente, cuando todo estuvo resuelto, Lila abrazó a San y los pájaros.

"¡Gracias a todos! No solo me ayudaron a salir de un apuro, sino que también me enseñaron el valor de la amistad y el trabajo en equipo. ¡Nunca me había sentido tan apoyada!" - dijo emocionada.

San sonrió, feliz de que su amiga estuviera bien.

"Siempre estaremos aquí para ayudarte. Así es como se cuidan los amigos."

Desde ese día, Lila nunca olvidó lo que sus amigos habían hecho por ella. Se convirtió en la ardilla más valiente y siempre contaba su historia a otros, enfatizando la importancia de la amistad, la confianza y la cooperación.

Y así, en cada rincón del bosque, se aprendió que un verdadero amigo se hace presente en los momentos difíciles, y que, juntos, somos más fuertes.

Fin.

FIN.

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