La Generosidad de Sofía



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo rodeado de un hermoso bosque. A Sofía le encantaba pasear por el bosque y recolectar frutas frescas, especialmente mangos, que eran su favoritos.

Un día soleado, Sofía decidió salir al bosque con una canasta llena de deliciosos mangos. Mientras caminaba entre los árboles, se encontró con un lobo hambriento.

El lobo se acercó a Sofía y dijo: "¡Hola, querida niña! ¿Qué tienes ahí en esa canasta tan apetitosa?"Sofía miró al lobo con cautela y respondió: "Son mis mangos. Me encantan y los he recolectado para compartirlos con mi familia".

El lobo no pudo resistirse a la tentación y le arrebató la canasta de las manos. Sin pensarlo dos veces, devoró todos los mangos de un solo bocado. Sofía quedó desconsolada al ver cómo el lobo se comió todos sus mangos.

Sabiendo que su familia también disfrutaría de esas deliciosas frutas, decidió encontrar una solución para reponerlos. Recordando una historia que había escuchado sobre personas que ganaban dinero en el casino, decidió ir allí para intentar ganar suficiente plata para comprar más mangos.

Al llegar al casino, Sofía vio luces brillantes y escuchó risas emocionadas. No tenía idea de cómo jugar ninguno de los juegos, pero estaba decidida a intentarlo. Se acercó a una mesa donde varios jugadores estaban apostando en un juego de cartas llamado —"Blackjack" .

Un amable crupier le explicó las reglas y Sofía decidió darle una oportunidad. Sofía se sentó en la mesa junto a otros jugadores y recibió sus cartas.

A medida que el juego avanzaba, Sofía comenzó a entender las estrategias y tomaba decisiones sabias. Para su sorpresa, ¡empezó a ganar!"¡Vamos, Sofía! Tú puedes hacerlo", se animó a sí misma. Con cada victoria, Sofía ganaba más dinero. Estaba emocionada porque ahora podría comprar más mangos para su familia.

Pero algo cambió en su interior mientras jugaba: descubrió que disfrutaba mucho más del desafío del juego que del dinero en sí. "Quizás pueda usar este dinero para ayudar a otras personas", pensó Sofía.

Decidiendo hacer algo bueno con lo que había ganado, Sofía donó parte de sus ganancias a un orfanato cercano y compró comida para los niños necesitados. También compró semillas para plantar nuevos árboles frutales en el bosque.

Cuando regresó a casa con los mangos frescos y compartió su historia con su familia, todos estaban asombrados por la generosidad y valentía de Sofía. A partir de ese día, Sofía se convirtió en una heroína local conocida por su espíritu solidario y aventurero.

Ayudaba regularmente al orfanato y seguía recolectando frutas frescas para compartir con aquellos que lo necesitaran. Y así es como una simple niña llamada Sofía aprendió que incluso cuando enfrentamos dificultades, siempre podemos encontrar una manera de superarlas y hacer el bien en el mundo.

FIN.

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