La Gran Alianza de la Prehistoria



Había una vez, en un tiempo muy remoto, un pequeño grupo de personas que vivían en una cueva cerca de un gran río. Este grupo estaba compuesto por cuatro amigos: Kira, una hábil recolectora que sabía dónde encontrar las mejores frutas; Tano, un fuerte cazador; Lina, una increíble inventora; y Milo, un narrador de historias. Aunque cada uno tenía sus destrezas, la vida era difícil y a menudo luchaban por sobrevivir.

Un día, mientras recolectaban frutos en el bosque, Kira vio algo raro.

"¡Chicos! ¡Miren eso!" - gritó, señalando un gran arbusto lleno de bayas brillantes.

"¡Seguro que son deliciosas!" - dijo Tano, acercándose.

Entonces, comenzó a sacar bayas de la planta, pero las espinas lo hicieron retroceder con un grito.

"¡Ay! Esas espinas son super peligrosas. No puedo alcanzar las bayas sin lastimarme" - se quejaba Tano.

"Espera, tengo una idea" - dijo Lina. Sacó su hacha de piedra y comenzó a trabajar en algo.

Después de un rato, Lina había creado una herramienta que ayudaba a recoger las bayas sin lastimarse. Kira y Tano miraron asombrados.

"¡Es genial!" - exclamó Kira. Juntos, pudieron recoger un montón de bayas usando la nueva herramienta.

Contentos por su éxito, decidieron que tenían que hacer más cosas juntos.

"¡Sí! ¡Podemos formar una alianza!" - propuso Milo.

Y así nació la Gran Alianza de la Prehistoria. Cada miembro del grupo decidió ayudar al otro. Kira traía frutas, Tano cazaba, Lina inventaba herramientas y Milo contaba historias que mantenían a todos animados.

Sin embargo, un día, una gran tormenta se desató y destruyó su cueva. Todos se sintieron tristes y perdidos.

"¡No podemos quedarnos aquí! ¡Debemos encontrar un nuevo lugar!" - dijo Kira, tratando de ser optimista.

Después de algunas discusiones, decidieron seguir el río. Con cada paso, agradecían tenerse unos a otros. Al final del día, encontraron un lugar hermoso con muchas rocas y árboles. Era ideal para construir un nuevo hogar.

"¡Miren! Este lugar tiene todo lo que necesitamos!" - gritó Tano, emocionado.

Rápidamente, se pusieron a trabajar. Lina empezó a diseñar una nueva cueva con su ingenio, Tano buscó materiales, Kira recolectó frutas y Milo tejió historias sobre su nuevo hogar.

A medida que pasaban los días, trabajaban juntos y se hicieron más fuertes. No solo construyeron una nueva cueva, sino que también hicieron amigos de otros grupos que vivían cerca. Todos se unieron y formaron una comunidad en la que compartían recursos y se ayudaban mutuamente.

Un mes después, cuando llegaba el tiempo de la cosecha, decidieron organizar una gran fiesta. Todos los grupos colaboraron, compartiendo sus alimentos y risas.

"¡Qué gran fiesta!" - dijo Milo, mientras contaba historias que hacían reír a todos.

"Lo mejor de todo es que logramos esto juntos" - añadió Kira, mirándolos con alegría.

"¡Así es! ¡Unidos somos más fuertes!" - afirmó Tano, con una gran sonrisa.

Esa noche, todos se sintieron felices y agradecidos por tenerse unos a otros. La Gran Alianza había crecido y se había convertido en una hermosa comunidad donde todos se ayudaban, compartían y sobre todo, eran amigos.

Y así, en la prehistoria, aprendieron que la clave para una vida mejor era ayudarse y trabajar juntos. Y por siempre, sus corazones guardaron esa gran enseñanza que, desde entonces, respiraba en cada rincón de la cueva.

Desde ese día, Tano, Kira, Lina y Milo nunca se separaron y siempre recordaron que la unión hace la fuerza, un león no caza solo, pero junto a sus amigos, no hay nada que no puedan lograr.

FIN.

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