La Gran Alianza de la Selva
En lo profundo de la selva argentina, un grupo de animales carnívoros, liderados por la astuta jaguaresa Lía, se reunía en una gran roca cubierta de musgo. La luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un hermoso espectáculo de sombras y luces.
"Estoy muy preocupada", empezó Lía con un tono grave. "He notado que los ciervos, los saucos y hasta las liebres están desapareciendo. ¿Qué nos pasará si no hay más herbívoros?"
Los demás animales miraron a su alrededor, sintiendo que sus propios corazones latían con fuerza. Max, el fuerte puma, fue el siguiente en hablar.
"Tienes razón, Lía. Sin herbívoros, no tendremos nada que comer. Pero, ¿y si lográsemos salvar a los herbívoros? Quizás podríamos trabajar juntos..."
"¿Trabajar juntos?" interrumpió Tina, la astuta zorra. "¿Quieres decir que los carnívoros también debemos esforzarnos por proteger a quienes antes considerábamos solo nuestra comida?"
Lía asintió con firmeza.
"Sí, tenemos que averiguar qué está sucediendo. Tal vez hay un peligro que todos estamos ignorando. Los herbívoros son parte del ciclo de la vida de la selva. Sin ellos, la selva no será lo mismo".
Esa tarde decidieron formar una gran alianza entre carnívoros y herbívoros. Lía se aventuró a buscar a su viejo amigo, el ciervo Roco, conocido por ser uno de los más sabios de la selva.
Cuando Lía finalmente lo encontró, le explicó con entusiasmo:
"Roco, necesitamos hablar. Nos preocupa tu bienestar y el de todos los herbívoros. ¿Por qué están desapareciendo?"
Roco, que estaba comiendo hojas de un árbol, miró a Lía con seriedad.
"Lía, hay un grupo de humanos que ha comenzado a talar los árboles de la selva. Cuando destruyen nuestro hogar, no solo nos quitan la comida, sino que también asustamos y hacemos desaparecer a otros".
Lía sintió que su estómago se retorcía.
"Entonces, ¿lo que necesitamos hacer es salvar la selva?"
Roco asintió.
"Sí, necesitamos trabajar juntos. Ustedes como carnívoros pueden ayudarnos a proteger nuestras tierras y a enfrentar a esos humanos, pero siempre con cuidado".
Se organizó una gran reunión con los herbívoros. Durante la noche, bajo la luz de la luna, toda la selva se unió. El puma Max, la zorra Tina y otros carnívoros compartieron su deseo de proteger a los herbívoros.
"No queremos que ustedes desaparezcan. Somos parte de la selva y de su ecosistema".
Los herbívoros escucharon con atención. Luna, la madre cierva, habló en representación de ellos.
"Gracias, amigos. Si todos trabajamos juntos, podremos defender nuestro hogar".
La noche siguiente, los animales prepararon un plan. Mientras algunos herbívoros se encargaban de distraer a los humanos, los carnívoros se encargarían de resguardarlos y cuidar de la selva. Todo el plan dependía de la colaboración entre ellos.
El día llegó. Los carnívoros y herbívoros se unhasen, formando un gran grupo. Mientras los humanos comenzaban a tala, los ciervos saltaron y corretearon para distraerlos. Mientras tanto, Lía, Max y Tina hicieron ruido entre los arbustos, creando una gran conmoción.
Los humanos, sorprendidos y confundidos por la reacción de los animales, decidieron alejarse y no seguir con su tarea destructiva.
El esfuerzo conjunto dio frutos, la selva comenzó a sanarse y l también los herbívoros, regresando a su hogar.
"Vieron lo que podemos hacer juntos. La selva es nuestra casa, y debemos protegerla". Dijo Lía emocionada.
Todos aprendieron una valiosa lección: cuando trabajan juntos, pueden superar cualquier obstáculo. Los carnívoros y herbívoros forjaron un lazo más fuerte y aprendieron a vivir en armonía, cuidando de su hogar en la selva siempre unidos.
Y así, la gran alianza de la selva hizo florecer la vida de nuevo, dejando en el corazón de cada criatura un mensaje: la unión hace la fuerza y solo juntos podrán enfrentar los desafíos del mundo. Desde entonces, los animales cuidaron y respetaron el lugar en que vivían, y la selva siguió cantando su melodía de vida feliz.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.