La gran amistad de Troya
En un lejano reino llamado Troya, durante un tiempo de paz, vivían dos amigos inseparables: un valiente guerrero llamado Héctor y una astuta artesana llamada Helena. Héctor soñaba con aventuras y héroes, mientras que Helena tenía un talento especial para crear las cosas más bellas y útiles con sus manos.
Un día, mientras paseaban cerca de las murallas de la ciudad, vieron un hermoso caballo de madera, reluciente bajo el sol.
- ¡Mirá, Héctor! -exclamó Helena-. ¿No es asombroso? ¿Quién lo habrá hecho?
- Sí, es impresionante. Me encantaría saber cómo se construye algo así -respondió Héctor con admiración.
Al acercarse, descubrieron una nota atada al caballo que decía: “Este caballo representa la unión de nuestras fortalezas. Solo juntos podremos vencer cualquier obstáculo”. Ambos se miraron y sabían que debían averiguar de quién era el caballo.
Decidieron que tendrían que salir a investigar, pero no podían ir solos. Así que llamaron a su grupo de amigos: Patroclo, el bromista del grupo, y Andrómeda, la chistosa y sabías que siempre sabía qué hacer.
Esa noche, se reunieron en casa de Helena, quien había preparado una rica cena con manzana y nuez.
- ¡Gran idea, Helena! -dijo Patroclo mientras se servía más manzana-. ¡Vamos a explorar mientras disfrutamos!
- ¿Y si encontramos algo emocionante? ¡Tal vez una aventura! -agregó Andrómeda entusiasmada.
Al día siguiente, el grupo salió a buscar pistas por los caminos y bosques cercanos. Después de un rato de caminar, encontraron a una anciana que tejía en la puerta de su casa.
- Buenas tardes, señora -saludó Héctor-, buscamos información sobre un caballo de madera que encontramos.
- Ah, el caballo de la unión -respondió la anciana con una sonrisa-. Esa es una prueba que pone a prueba la amistad. Deben aprender a trabajar juntos y confiar el uno en el otro.
Ellos se miraron intrigados.
- Pero, ¿cómo? -preguntó Helena.
- Deben encontrar tres objetos que simbolicen sus talentos: la valentía de Héctor, la creatividad de Helena y el humor de Patroclo. Solo así podrán aprender a estar realmente unidos -contestó la anciana.
El grupo volvió a la ciudad emocionado. Determinaron que tendrían que escalar la Montaña del Eco para encontrar el primer objeto: una pluma dorada que simbolizara la valentía.
Mientras subían, se enfrentaron a un oso amistoso que parecía asustar a los más pequeños.
- No! -gritó Patroclo-. Si nos reímos podemos hacer que se aleje.
Entonces comenzaron a contar chistes y risas resonaban por la montaña. El oso, curioso, decidió unirse a la diversión y rápidamente se fue. Ellos encontraron la pluma dorada con facilidad.
- ¡Lo logramos! -gritó Héctor, alzando la pluma.
El segundo objeto, la tela especial que simbolizaba la creatividad de Helena, se encontraba en la cueva de la Montaña Mistica, custodiada por un acertijo.
- Debemos trabajar juntos para resolverlo -dijo Helena.
Patroclo pensó que podría contar un chiste sobre el acertijo, mientras que Andrómeda, con su ingenio, comenzó a graficar diversos posibles temas. Juntos lograron responder el acertijo y consiguieron la tela.
- ¡Lo logramos! -exclamaron todos.
El último objeto era una campana que simbolizaba la unión y debía ser encontrada en la orilla del río. Sin embargo, la corriente era demasiado fuerte para cruzar.
- ¿Qué hacemos? -preguntó Andrómeda.
- Si trabajamos en conjunto, podremos construir un bote con ramas y hojas -sugirió Héctor.
Así que, una vez más, la creatividad de Helena, la valentía de Héctor, el humor de Patroclo y el ingenio de Andrómeda se unieron para construir un pequeño bote. Con todas sus fuerzas, remaron y finalmente cruzaron el río con éxito.
Una vez que tuvieron los tres objetos, regresaron donde la anciana.
- ¿Han aprendido lo que significa trabajar juntos? -preguntó ella.
- ¡Sí! -respondieron todos al unísono-. Hemos comprendido que cada uno tiene algo especial que aportar y que juntos somos más fuertes.
La anciana sonrió y les entregó un pequeño cofre donde guardaron los tres objetos.
- Recuerden, la amistad y la unión son más poderosas que cualquier maquinaria. Ustedes pueden enfrentar cualquier desafío si trabajan juntos.
Y así, Héctor, Helena, Patroclo y Andrómeda volvieron a su hogar, no solo con tesoros, sino con un valioso aprendizaje sobre la amistad, confianza y el poder del trabajo en equipo. Desde aquel día, fueron los mejores amigos que jamás olvidaron la gran aventura en Troya.
- ¡A la próxima aventura! -gritó Patroclo, mientras todos levantaban sus objetos en señal de amistad.
FIN.