La gran aventura acuática de los amigos del bosque
En un soleado día de primavera, en el hermoso parque del bosque encantado, se encontraban reunidos el pingüino Polo, la flor Florana, el perro salchicha y la lechuza Leli.
Estaban felices y emocionados porque habían recibido como regalo una brillante pelota nueva para jugar juntos. "¡Qué divertido es tener una pelota nueva para jugar!", exclamó Polo mientras daba saltitos de alegría. "Sí, es genial. ¡Vamos a divertirnos mucho con ella!", dijo Florana, moviendo sus pétalos coloridos.
"Woof woof! ¡Estoy listo para jugar al fútbol con ustedes!", ladró entusiasmado el perro salchicha. "Hoot hoot! ¡Yo también quiero participar en este juego tan divertido!" pió Leli emocionada.
Y así comenzaron a pasarla muy bien jugando y riendo juntos. Pero de repente, Polo pateó la pelota demasiado fuerte y esta salió disparada hacia el estanque cercano, cayendo con un chapuzón en el agua.
Todos se quedaron mirando con caras tristes cómo la pelota flotaba lejos de su alcance. "Oh no... ¡nuestra pelota nueva está perdida en el agua!", lamentó Florana con tristeza. "¿Qué vamos a hacer ahora? Sin nuestra pelota no podemos seguir jugando", dijo preocupado Polo.
"No te preocupes amigos, encontraremos una solución juntos", aseguró Leli con optimismo en su voz sabia. Entonces, los cuatro amigos se pusieron a pensar en cómo recuperar la pelota del agua.
El perro salchicha propuso nadar hasta ella con su hocico; sin embargo, era demasiado profundo para él. La lechuza Leli sugirió volar hasta allí y traerla de vuelta con sus garras afiladas; pero tampoco podía sumergirse en el agua sin mojarse las plumas.
Finalmente, fue Florana quien tuvo una brillante idea: "¡Esperen un momento! ¿Y si creamos una cadena humana desde la orilla hasta donde está la pelota? Así podremos alcanzarla sin necesidad de meternos al agua".
Todos asintieron emocionados ante la ingeniosa sugerencia de Florana y rápidamente se organizaron formando una fila agarrándose fuertemente entre sí. Con mucho esfuerzo lograron llegar hasta donde estaba la pelota y finalmente pudieron rescatarla del agua.
Al recuperar su preciada pelota, los amigos celebraron felizmente dando brincos y risas por haber encontrado juntos una solución al problema que enfrentaban. Se abrazaron contentos por haber trabajado en equipo y demostraron que cuando se trabaja unidos cualquier obstáculo puede superarse.
Desde ese día, cada vez que jugaban juntos recordaban aquella aventura y siempre valoraban más su amistad y compañerismo. Y así siguieron disfrutando de muchas más tardes llenas de diversión e historias compartidas en aquel mágico parque del bosque encantado donde vivían momentos inolvidables junto a su querida pelota renovada.
FIN.