La Gran Aventura de Alex y Jeff



Era una soleada tarde en la ciudad de Buenos Aires, y Alex estaba muy concentrado en su videojuego favorito. Jeff, su fiel perro de pelaje marrón y ojos brillantes, estaba a su lado, esperando pacientemente por algún ratito de juego o una caricia de su dueño. Pero Alex estaba tan emocionado con el juego que, sin darse cuenta, dejó la puerta de su casa abierta.

Jeff, al oír el sonido de las aves en el patio y el aroma de una rica comida en la cocina, decidió aprovechar la oportunidad.

"¡Woof!" - ladró, y con un salto, salió por la puerta.

Algunos minutos después, Alex se dio cuenta de que algo no estaba bien. No escuchaba el suave ladrido de Jeff. Se giró en su silla y, al ver la puerta abierta, su corazón dio un vuelco.

"¡Jeff!" - gritó con preocupación.

No hubo respuesta. Alex se levantó rápidamente y salió corriendo por la puerta, llamando al perro.

"¡Jeff! ¿Dónde estás, amigo?" - decía mientras miraba hacia todos lados.

Decidido a encontrarlo, Alex recorrió el patio y miró detrás de cada arbusto, bajo la mesa del jardín y hasta en la casita de Jeff, pero no había rastro de su perro.

"¡Jeff! ¡Vuelve!" - seguía gritando, un poco desesperado.

Entonces, Alex recordó que Jeff siempre había sido curioso y aventurero. Decidió buscar en la calle y salió a la vereda.

Mientras tanto, Jeff había bajado a la calle, emocionado por descubrir nuevos olores y posiblemente algo rico para comer.

"¡Mmm, qué olor tan delicioso!" - ladró mientras caminaba, siguiendo un aroma que le llamaba mucho la atención.

Mientras Jeff se alejaba, Alex miró a su alrededor, tratando de recordar los lugares que su perro podría haber explorado. Finalmente, vio a un grupo de niños jugando en el parque cercano.

"¿Han visto a un perro como Jeff?" - preguntó, preocupado.

Uno de los niños, una niña con trenzas, le respondió:

"Sí, lo vimos correr hacia el parque. Estaba persiguiendo una mariposa. ¡Parece muy feliz!"

Al escuchar esto, Alex sintió un pequeño alivio. Si Jeff estaba feliz, entonces tal vez no estaba tan lejos. Se dirigió al parque corriendo, llamando el nombre de su amigo.

"¡Jeff! ¡Jeff!"

Cuando llegó al parque, pudo verlo a lo lejos, jugando junto a unos niños.

"¡Jeff!" - gritó Alex mientras se acercaba.

Jeff, al escuchar la voz de su dueño, dio un salto de alegría y corrió hacia él.

"¡Alex! ¡Mira lo que encontré!" - parecía decir mientras movía su cola.

Al llegar a su lado, Alex abrazó a Jeff con fuerza.

"No sabes cuánto te extrañé. No vuelvas a salir solo, amigo. Podrías perderte o asustarte."

Jeff sólo ladró una vez, como si entendiera perfectamente.

"Woof!"

Después de ese día, Alex aprendió una lección importante. Aunque se divirtiera mucho dentro de su casa, siempre debía cuidar de dejar la puerta cerrada y a Jeff cerca.

Y así, Alex y Jeff continuaron sus aventuras juntos, pero siempre asegurándose de que la puerta estuviera bien cerrada antes de jugar, y Jeff nunca volvió a escaparse.

Desde entonces, cada vez que jugaban, Alex se tomaba un momento para mirar a su amigo y sonreírle, porque sabía que la amistad era lo más valioso en su vida.

FIN.

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