La Gran Aventura de Antonia y Pedro



En un hermoso jardín lleno de flores y árboles frutales, vivía una pequeña hormiga llamada Antonia. Era una hormiga muy trabajadora, pero tenía un gran problema: siempre hacía todo sola. Sus compañeros de la colonia le decían que debía compartir su tiempo y su trabajo, pero Antonia pensaba que podía hacerlo todo sin ayuda.

Un día, mientras recolectaba comida, Antonia conoció a un pequeño pajarito llamado Pedro. Pedro tenía un hermoso plumaje de colores y siempre estaba alegre.

"Hola, hormiguita. ¿Dónde llevas todas esas migas?" - preguntó Pedro.

"Las llevo a mi casa, necesito alimentarme" - contestó Antonia, algo desconfiada.

"¿Te gustaría que te ayude?" - ofreció el pajarito.

"No, gracias. Yo puedo sola" - respondió Antonia con un tono despectivo.

Pedro se encogió de hombros y siguió su camino. Antonia continuó trabajando, pero pronto se dio cuenta de que las migas eran demasiado pesadas para ella. Se sentó a descansar, cansada y frustrada.

En ese momento, comenzó a llover con fuerza.

"¡Oh no!" - exclamó Antonia "¡Tengo que llegar a mi casa!" Pero el agua la empujaba y la hacía resbalar. En su intento por volver, se perdió en el jardín.

Desesperada, Antonia buscó refugio. Justo cuando estaba a punto de rendirse, escuchó el canto de Pedro que le llamaba.

"Antonia, ¿estás bien?" - gritó el pajarito mientras volaba bajo para ver a su amiga.

"No, estoy atrapada. No sé cómo volver a casa" - lloró Antonia.

"¡No te preocupes! ¡Vamos!" - dijo Pedro, decidido.

Pedro voló hacia ella y le dijo:

"Súbete a mi espalda. Te llevaré a casa."

Antonia dudó, pero comprendió que necesitaba ayuda. Con cuidado, se subió a la espalda de Pedro y juntos volaron bajo la lluvia.

Cuando llegaron a la colonia, Antonia se sintió aliviada.

"¡Gracias, Pedro! No lo hubiera podido hacer sin vos" - le dijo la hormiga.

"Eso es lo que hacen los amigos, Antonia. Ayudarse unos a otros" - contestó Pedro, sonriendo.

Desde ese día, Antonia y Pedro se hicieron grandes amigos. Antonia comenzó a darse cuenta de que la amistad era valiosa y que trabajar juntos podía ser más divertido y fácil.

"¡Vamos a construir un refugio para los días de lluvia!" - propuso Antonia un día.

"¡Sí, me encantaría ayudar!" - respondió Pedro emocionado.

Juntos, fueron recolectando pequeños palitos y hojas, y construyeron un refugio para la colonia. Todos los demás insectos de la colonia también se unieron y, trabajando juntos, el refugio se convirtió en un lugar acogedor.

Con el tiempo, Antonia se convirtió en una hormiga más amable y generosa. Aprendió que la amistad es un tesoro que se debe cuidar y que, cuando se comparte, se vuelve aún más especial.

"Siempre necesitaré de tus alas, Pedro" - le dijo un día mientras jugaban.

"Y yo siempre estaré aquí para volar a tu lado" - respondió Pedro.

Y así, Antonia y Pedro vivieron muchas aventuras juntos, siempre recordando que la amistad es el mejor regalo de todos.

FIN.

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