La Gran Aventura de Clara la Gallina
En un pequeño y alegre gallinero, vivía una gallina llamada Clara. Clara era muy curiosa y siempre se preguntaba cómo era el mundo más allá de su hogar. Un día, mientras paseaba por el patio, escuchó un bullicio. Era su amiga Matilda, la gallina más antigua del gallinero.
"Clara, ven!", llamó Matilda. "¡Hoy es un día especial!".
"¿Qué sucede, Matilda?", preguntó Clara, emocionándose.
"¡Hoy vamos a aprender todo sobre el proceso de poner huevos!".
Clara sintió un cosquilleo en el estómago. Nunca había pensado en cómo llegaban los huevos al nido. Así que siguió a Matilda hasta el centro del gallinero donde había un grupo de gallinas escuchando atentamente.
"Chicas, hoy vamos a descubrir cómo funciona la magia de poner huevos!", anunció Matilda. Las gallinas se acomodaron y comenzaron a escuchar con atención.
Matilda explicó: "Primero, necesitamos un lugar cómodo y cálido para que los huevos puedan desarrollarse. Las gallinas necesitamos alimentarnos bien, así que una dieta balanceada es muy importante. Verduras, granos y mucha agua, eso nos ayudará a estar sanas!".
Las gallinas comenzaron a hablar entre ellas.
"Yo comí unos granos deliciosos esta mañana!", dijo Rita, emocionada.
"Y yo me tomo mi dosis de alfalfa todos los días!", agregó Pía.
Matilda siguió: "Después de alimentarnos bien, llega el momento mágico en nuestras vidas. Una vez que nuestros ovarios han madurado, nos sentimos listas y seguimos los instintos naturales que nos llevan a buscar un lugar tranquilo. ¡Es entonces cuando lo mágico pasa!".
"¿Qué es lo mágico, Matilda?", preguntó Clara, con los ojos muy abiertos.
"Es cuando nuestro cuerpo produce un pequeño óvulo que se unirá con los nutrientes que hemos recolectado, y así se forma el huevo. ¡Luego, lo ponemos en nuestro nido!".
Clara no podía dejar de sonreír, imaginando todo lo que decía Matilda. Pero de repente, una ave muy colorida apareció volando sobre el gallinero y se posó en el borde.
"¿Quién eres tú?" preguntó Clara, un poco asustada.
"Soy Cielo, la ave viajera. He recorrido muchos lugares y he visto muchas cosas interesantes. Escuché su charla y la encuentro muy interesante. Pero, ¿sabían que el mundo es aún más grande?".
Las gallinas, intrigadas, escucharon a Cielo.
"¡Cuéntanos más!", exclamó Rita.
Cielo sonrió y dijo: "El verdadero milagro no es solo poner un huevo, sino lo que viene después. Viajar, conocer otros lugares y los seres que los habitan. Por ejemplo, cada huevo que ponen puede convertirse en una nueva vida, como los pollitos, que van a descubrir el mundo también!".
Las gallinas estaban realmente fascinadas. ¡Era cierto! Cada huevo que ponían sería la oportunidad para que nuevos pollitos llenaran de vida el gallinero.
Sin embargo, Cielo les advirtió: "Pero el mundo también necesita que lo cuidemos. Cada vez que viajan o conocen a otros animales, recuerden siempre ser respetuosas y cuidar el lugar donde viven. Así podrán disfrutar y aprender a la vez".
Clara, inspirada, levantó su ala y dijo: "Yo quiero poner muchos huevos y cuando mis pollitos crezcan, voy a animarlos a que exploren el mundo, ¡pero con cuidado!".
Las demás gallinas asintieron, emocionadas por la idea de que todos juntos, podrían ser una familia aventurera.
Así, con la emoción de lo que pudieron aprender ese día sobre la magia de la vida, las gallinas decidieron formar un grupo aventurero. Clara, Matilda, Rita y Pía empezaron a ayudar a otros animales del gallinero a aprender sobre su proceso de poner huevos, nutriendo su curiosidad mientras entendían la importancia de cuidar su hogar.
Las gallinas se convirtieron en un ejemplo para todos, no solo poniendo huevos, sino también comunicando historias y creando conciencia sobre cuidar el medio ambiente. Con todos aprendiendo sobre el ciclo de la vida, el gallinero pronto se llenó de risas, canciones y, por supuesto, muchos hermosos pollitos que un día seguirían explorando el mundo como sus madres. Y así, Clara cumplió su sueño de ser no solo una gallina ponedora, sino una gallina aventurera que inspiró a muchas otras.
FIN.