La Gran Aventura de Cocó


Cocó era una gallinita muy consentida por su familia humana. Vivía en un corral amplio y cómodo, donde tenía todo lo que necesitaba: comida, agua fresca y un lugar para dormir.

Además, cada día recibía mimos y caricias de sus dueños. Un día, mientras Cocó picoteaba el alpiste que le habían dado para desayunar, escuchó a las otras gallinas hablar sobre la libertad.

Ellas decían que ser libre significaba poder volar alto y explorar el mundo sin restricciones. Cocó se quedó pensando en esto durante mucho tiempo.

¿Ella también podía ser libre? ¿O estaba destinada a pasar toda su vida en ese corral?"¿Qué piensas tú, Cocó?" -le preguntó una de las gallinas"¿Te gustaría ser libre?"Cocó no sabía qué responder. Por un lado, amaba a su familia humana y agradecía todo lo que hacían por ella. Pero por otro lado, sentía curiosidad por conocer más allá del corral.

Un día, cuando los humanos dejaron la puerta abierta del corral por accidente, Cocó decidió aventurarse fuera del recinto. Temblaba de emoción al sentir el viento en su plumaje y ver el cielo azul sobre ella.

"¡Esto es increíble!" -pensó para sí misma"¡Nunca había sentido algo así!"A medida que avanzaba por el campo cercano a su casa, Cocó descubría cosas nuevas: plantas diferentes, insectos desconocidos e incluso otros animales como conejos y pájaros.

Pero pronto se hizo tarde y Cocó se dio cuenta de que estaba perdida. No sabía cómo volver al corral y comenzó a sentir miedo.

"¡Ayuda! ¡Ayuda!" -clamaba sin parar"¿Dónde estoy? ¿Cómo vuelvo a casa?"Finalmente, los humanos la encontraron y la llevaron de vuelta al corral. Todos estaban muy preocupados por ella, pero también contentos de verla sana y salva. "Cocó, nunca más te dejaremos salir sola" -le dijeron sus dueños"Eres una gallina muy especial para nosotros.

"Cocó aprendió una gran lección aquel día: la libertad es un derecho que todos los seres vivos merecen tener, pero también implica responsabilidad.

A partir de ese momento, valoró aún más las atenciones que recibía en su hogar y decidió disfrutar cada momento junto a su familia humana. Y así fue como Cocó se convirtió en una gallinita feliz y equilibrada, capaz de apreciar lo mejor de ambos mundos: el amoroso cuidado humano y la emoción de explorar el mundo exterior.

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