La Gran Aventura de Contar en la Selva



Era un día soleado en la selva, y Lía, una curiosa niña de diez años, decidió que era el momento perfecto para explorarlo. Su profesor de ciencias le había enseñado sobre la importancia de contar y observar a los animales, así que salió con sus binoculares y un cuaderno en mano.

"¡Hoy aprenderé a contar los animales de la selva!" - se dijo Lía emocionada.

Mientras caminaba por el sendero, escuchó un ruido extraño entre los arbustos. Se asomó y vio a un pequeño mono que se balanceaba de una rama a otra.

"¡Hola, pequeño mono!" - lo saludó Lía. "¿Te gustaría ayudarme a contar a tus amigos?"

"¡Claro! Soy Pipo, el mono más juguetón de la selva. Vamos a contar" - respondió el mono sonriendo.

Lía comenzó a contar a los monos que se unieron a Pipo. Había tres monos más que se alejaban zumbando, así que Lía anotó con fervor: "1, 2, 3, 4 monos en total".

"¡Esto es divertido! ¿A dónde vamos ahora?" - preguntó Pipo.

De repente, un cautivador canto de pájaros llenó el aire. Lía miró hacia arriba y vio un grupo de loros coloridos posados en una rama.

"¡Mira! - exclamó Lía. - ¡Hay más animales para contar!"

"¡Sí! Los loros son muy charlatanes. Vamos a contar cuántos hay" - dijo Pipo emocionado.

Lía levantó sus binoculares y, después de un rato de observar, exclamó: "¡Hay cinco loros!"

"¡Perfecto! Ahora tenemos cuatro monos y cinco loros, eso es un total de nueve animales" - dijo Pipo dando vueltas.

Lía anotó eso en su cuaderno, pero fue interrumpida por un fuerte ruido. Una serpiente pasó deslizándose cerca y Lía sintió un escalofrío.

"¡Esperá! ¿Qué es eso?" - preguntó

"¡Ah! No temas, Lía. Es solo Selva, la serpiente. Ella no quiere asustarte" - explicó Pipo.

"¿Cómo sabes que no va a morderme?" - Lía respondió temerosa.

"Selva siempre nos ayuda a contar. Ella es muy tranquila. Además, cuenta.. ehhh...

"Claro, contemos a Selva juntos" - sugirió Lía intentando ser valiente.

Selva se acercó lentamente.

"¡Hola! Yo soy Selva, la serpiente contadora. ¿Me necesitan para ayudarles a contar?" - preguntó sonriendo.

"Sí, Selva. ¿Podés decirnos cuántas serpientes hay en la selva?" - propuso Pipo.

"Suele haber dos o tres al mismo tiempo. Podrías anotar un total de dos para ahora. Así que podemos sumar más para entender cuánto sumamos" - respondió Selva de manera tranquila.

Lía se sintió más tranquila y anotó en su cuaderno: "dos serpientes".

"Con eso tenemos un total de once animales" - dijo Lía emocionada.

Pero de repente, escucharon un gran estruendo. ¡Una manada de ciervos apareció saltando entre los árboles!"¿Puedes contar a los ciervos, Lía?" - preguntó Pipo.

"¡Sí! - contestó Lía entre risas. - ¡Son muchos!"

"Les gusta jugar a esconderse. Pero puedo ayudarte" - dijo Selva con una sonrisita.

Entonces Lía, Pipo y Selva contaron juntos observando cada ciervo.

"¡Hay seis!" - gritó Lía.

"¡Sumamos los ciervos, los loros, los monos y las serpientes!" - decía Pipo.

Pero justo cuando Lía iba a anotar el total, un fuerte trueno resonó. El cielo se oscureció.

"¡Rápido! Debemos encontrar un lugar seguro" - dijo Pipo.

"¿Y cómo voy a contar todo?" - Lía estaba preocupada.

"Siempre hay tiempo para contar, pero tu seguridad es primero" - sugirió Selva.

Así que corrieron a la cueva más cercana. Mientras esperaban que pasara la tormenta, Lía tomó su cuaderno.

"No tengo que olvidar lo que hemos contado. ¡Incluso mientras llueve!" - pensó Lía y comenzó a borrar el agua de su hoja.

Cuando la tormenta pasó, el sol salió de nuevo. Lía, Pipo y Selva salieron de la cueva, y Lía sonrió feliz. "Podemos contar todo después" - dijo.

De regreso a casa, Lía reflexionó sobre su día:

"Hoy he contado animales y he aprendido que contar es útil, pero más importante es cuidarnos mutuamente."

"¡Así es! Cada animal es especial, sólo observa y cuenta con amor" - dijo Pipo alegre.

"Y siempre es mejor contar con amigos" - agregó Selva, mientras retorcía su cuerpo, despidiéndose de Lía.

Lía regresó a casa sabiendo que contar era aún más mágico en compañía. Había aprendido que los números son solo un pedacito de la gran aventura que se vive en el mundo. Desde ese día, siempre que iba a la selva, llevaba su cuaderno no solo para contar, sino también para recordar que la amistad y la naturaleza son las mejores lecciones de todas.

FIN.

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