La Gran Aventura de Donato y sus Amigos
En un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde los árboles eran de colores brillantes y las flores danzaban con el viento, vivían cinco amigos muy unidos: Donato, Pedro, Denisse, Brenda y Juan. Cada uno tenía una personalidad única y juntos eran un equipo imparable.
Un día, mientras estaban jugando en el parque, Denisse dijo emocionada:
"¡Che, chicos! Escuché que en la colina de las aventuras hay un mapa que nos lleva a un tesoro escondido. ¡Debemos encontrarlo!"
"¿En serio?", preguntó Pedro, con los ojos abiertos como platos.
"¡Sí! Dicen que el que lo encuentre podrá hacer un deseo. ¡Imagínense!"
Brenda, con su espíritu creativo, rápidamente empezó a planear.
"Podemos hacer una lista de provisiones. ¡No podemos ir sin estar preparados!"
Juan, siempre el más cauteloso, frunció el ceño.
"Pero, ¿y si encontramos algo peligroso?"
"No te preocupes, Juan! Estaremos juntos y eso es lo que importa. ¡Seremos un gran equipo!", dijo Donato, tratando de animarlo.
Los cinco amigos aceptaron la aventura y comenzaron a preparar su excursión. A la mañana siguiente, con mochilas llenas de comida, agua y un mapa dibujado a mano, se dirigieron a la colina.
Mientras subían, se encontraron con un río que debían cruzar. Juan, nervioso, se detuvo y dijo:
"No sé si podré cruzar, ¡me da miedo!"
"Lo haremos juntos, Juan!", respondió Denisse,
"Podemos tomarnos de las manos y ir uno a uno. Así no te sentirás solo."
"¡Sí! ¡Eso es una gran idea!", exclamó Pedro.
Con valentía, uno a uno, cruzaron el río y continuaron su camino. Finalmente, llegaron a la cima de la colina y encontraron una pequeña cueva.
"¡El mapa dice que el tesoro está aquí dentro!", gritó Brenda, llena de emoción.
Al entrar, se encontraron con un montón de piedras y serpientes de colores,
"¿Esto es un tesoro?", preguntó Juan, algo desilusionado.
"Espera, mirá bien. Parece que hay algo más allá de las piedras!", dijo Donato. Con cuidado, movieron las piedras y descubrieron un cofre brillante.
"¡Lo encontramos!", gritaron todos al unísono. Brenna lo abrió y dentro había monedas de chocolate, pero también un libro enorme, titulado "El árbol de los deseos".
"Esto no es un tesoro cualquiera", dijo Denisse, asombrada.
"Este libro nos enseñará a hacer realidad nuestros deseos de formas especiales".
Brenda hojeó las páginas y leyó en voz alta:
"Para que un deseo se cumpla, deben ayudar a otras personas primero."
Juan, que siempre había sido un poco tímido, se sintió inspirado y dijo:
"Podemos ayudar en el parque a las viejitas que no pueden cargar las compras!"
"¡Esa es una gran idea, Juan!", exclamó Donato.
Decidieron regresar inmediatamente y, durante el siguiente mes, ayudaron en el parque, organizaron juegos para los niños y alegraron el día de muchas personas. Después de tanto esfuerzo, cada uno escribió su deseo en un papel y lo colocaron en un árbol gigante en el parque.
El árbol, mágicamente, empezó a brillar, y se sintieron llenos de alegría, habiendo ayudado a otros en su camino.
"¡Esto fue mejor que solo encontrar un tesoro!", dijo Pedro, sonriendo.
"Sí, porque ahora somos más que amigos, somos un gran equipo. Lo que importa es lo que hacemos juntos", concluyó Denisse, feliz.
Desde ese día, el árbol se convirtió en un símbolo de unidad y generosidad para todos en Arcoíris. Y así, los cinco amigos aprendieron que ayudar a los demás puede ser el mayor tesoro de todos.
FIN.