La Gran Aventura de Halloween



Era la noche de Halloween y tres amigos, Lucho, Sofi y Tomi, estaban en el parque. La luna brillaba y las calabazas estaban iluminadas por todas partes. El aire estaba lleno de risas y dulces, pero de repente, Sofi se detuvo en seco.

"¿Vieron esa casa vieja al final de la calle?" - preguntó Sofi con un tono de misterio.

"Sí, siempre se dice que está embrujada" - respondió Lucho, con ojos grandes.

"Yo escuché que hacen rituales raros ahí" - agregó Tomi, un poco asustado.

Los amigos comenzaron a susurrar sobre la extraña casa. La curiosidad, más fuerte que el miedo, los llevó a acercarse. Cuando llegaron, vieron que las luces parpadeaban y una sombra se movía por el jardín.

"¡No me digan que nos vamos a meter!" - exclamó Lucho, un poco nervioso.

"Pero tenemos que ver si es verdad" - insistió Sofi.

Con valentía, los tres decidieron entrar al jardín. Al acercarse, escucharon ruidos extraños y vieron figuras danzando alrededor de una fogata. Las sombras parecían estar haciendo algo misterioso. De repente, un perro salió de la oscuridad y ladró, haciéndolos saltar del susto.

"Es solo un perro" - dijo Tomi, intentando calmar a sus amigos.

"Pero ¿y si nos descubre?" - respondió Lucho, temblando.

Los chicos se escondieron detrás de un arbusto y lo que vieron los sorprendió. Las figuras no estaban haciendo un ritual satánico, sino que eran un grupo de vecinos organizando una fiesta de disfraces. Había una mesa llena de golosinas, música y juegos.

"¡Ah! ¡Mirá!" - dijo Sofi señalando.

"Es la señora Clara!" - exclamó Tomi al reconocer a una de las vecinas.

"¿Y el perro?" - murmuró Lucho, viendo cómo el perro se acercaba para recibir cariño.

Los tres amigos se animaron y decidieron salir de su escondite. Cuando los vieron, la señora Clara sonrió y los llamó.

"¡Vengan, chicos! Esto es una fiesta de Halloween, no un ritual!" - les dijo.

Los niños se sintieron aliviados y se unieron a la fiesta. Aprendieron que la casa no estaba embrujada, sino que era un lugar donde todos se reunían para celebrar juntos con juegos y cuentos de terror.

"¡Esto es mucho mejor que lo que pensamos!" - dijo Sofi emocionada.

"Sí, ¡y tenemos dulces y juegos!" - añadió Lucho.

Esa noche, los amigos hicieron nuevos amigos, jugaron a juegos de Halloween y se llenaron de dulces. Se dieron cuenta de que habían dejado que el miedo y los rumores los detuvieran de vivir una experiencia maravillosa.

Cuando regresaron a casa, Sofi comentó:

"A veces, lo que creemos no es lo que realmente es."

"Sí, aprendimos que es importante no dejarse llevar por rumores" - concluyó Tomi estirando su bolsa de dulces.

"Y siempre es mejor investigar antes de hacer suposiciones!" - finalizó Lucho, sonriendo.

Desde esa noche, los tres amigos nunca volvieron a temer a la oscuridad de lo desconocido. En vez de eso, siempre recordaron que hay que ir al fondo de las cosas y no dejarse guiar por el miedo. Porque la vida es una aventura que vale la pena explorar.

Así, Lucho, Sofi y Tomi aprendieron una valiosa lección en la noche de Halloween: siempre hay más de lo que a simple vista se puede ver y los miedos pueden ser superados con amistad y curiosidad.

FIN.

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