La Gran Aventura de Hugo y Clota
En un hermoso campo de Ensenada, vivían dos grandes amigos: una gallina llamada Clota y un perro de espíritu aventurero llamado Hugo. Cada día, su amistad florecía mientras jugaban en la laguna, nadaban y disfrutaban de riquísimos granos que Clota encontraba por ahí.
Un día soleado, mientras se acomodaban para un merecido descanso después de jugar, Hugo dijo:
"Clota, me siento tan feliz de tenerte como amiga. Nadie juega como vos."
Clota sonrió y contestó:
"Y yo me siento afortunada de tenerte a vos, Hugo. ¡Juntos somos el mejor equipo!"
Sin embargo, un oscuro día de tormenta, el cielo se tornó gris y comenzaba a caer una lluvia torrencial. Mientras Hugo y Clota buscaban refugio bajo un gran árbol, una ráfaga de viento más fuerte de lo normal golpeó el campo. Hugo vio a Clota volar por los aires sin poder hacer nada:
"¡Clota! ¡Vuelve!" gritó Hugo mientras su corazón se llenaba de miedo.
"¡Ayuda, Hugo! ¡No puedo!" fue lo último que escuchó mientras su amiga desaparecía entre las nubes oscuras.
Después de la tormenta, cuando el sol asomaba de nuevo, Hugo se llenó de determinación. No podía quedarse de brazos cruzados. Tenía que encontrar a Clota. Así que fue donde su amigo Héctor, un ingenioso ratón que vivía en el campo.
"Héctor, tengo que encontrar a Clota. La tormenta la llevó volando. ¿Tenés alguna idea?" preguntó Hugo con ojos grandes.
"Podríamos hacer un mapa, tal vez ella encontró un lugar en el que pudo aterrizar" sugirió Héctor.
Héctor y Hugo se pusieron a trabajar. Juntos, dibujaron un mapa del campo, marcando lugares importantes donde Clota podría haber ido: el viejo granero, el bosque encantado y la colina del arcoíris, donde solían ir a jugar.
"¡Listo! Vamos a ver el granero primero!" exclamó Hugo lleno de ansias.
"Esperá, ¡no podemos ir así!" interrumpió Héctor. "Necesitamos provisiones y un plan claro."
Entonces, comenzaron a reunir granos y alguna cosa útil como una linterna. Pero antes de salir, decidieron hacer algo importante: avisar a los demás animales del campo sobre su búsqueda. Juntos, fueron a visitar a las vacas, ovejas y hasta al viejo burro José.
"¡Clota ha volado lejos y necesitamos su ayuda!" gritó el pequeño ratón.
"¡Nosotros estamos con ustedes!" respondió una oveja, mientras los demás animales asentían.
Con un grupo decidido de animales detrás de ellos, comenzaron la búsqueda. Primero se dirigieron al granero. Allí encontraron un par de plumas que reconocieron inmediatamente como de Clota.
"Esto es una señal, ¡ella estuvo aquí!" dijo Hugo entusiasmado.
"Sigamos adelante, puede que aún esté cerca," agregó Héctor, convencido.
Luego fueron al bosque encantado, donde los árboles susurraban historias. Cada animal les contaba lo que sabía, pero nadie había visto a Clota. Sin embargo, conocieron a una mariposa que les dijo:
"Vi a una gallina volando, pero luego escuché un canto hermoso cerca de la colina del arcoíris."
"¡Eso es! Debe estar allí!" exclamó Hugo.
Con renovada energía, el grupo partió hacia la colina. Cuando llegaron, vieron algo extraordinario: Clota estaba, de hecho, allí, a salvo, piando en alegre compañía de otras gallinas y aves que había conocido.
"¡Clota! ¡Te estábamos buscando!" ladró Hugo, corriendo hacia ella.
"¡Hugo! ¡Estoy tan feliz de que hayan venido!" respondió Clota mientras le daba un abrazo a su mejor amigo.
Los demás animales aplaudieron y celebraron la reunión de sus amigos. Clota explicó que el viento la había llevado a un lugar hermoso lleno de nuevas aves que cantaban y jugaban, pero que nunca dejó de pensar en su querido amigo.
"¡No puedo creer que me encuentren aquí!" dijo Clota emocionada.
Antes de regresar a casa, decidieron hacer un picnic en la colina del arcoíris. Comieron juntos y compartieron historias sobre la aventura. Llenos de risas y felicidad, Hugo y Clota se dieron cuenta de que la verdadera amistad siempre encuentra el camino, sin importar cuán fuerte sea la tormenta.
Desde ese día, Hugo y Clota se volvieron aún más unidos y aprendieron que la amistad puede superar cualquier adversidad que la vida les presente. Juntos, siempre estarían listos para nuevas aventuras.
FIN.