La Gran Aventura de la Ardilla Valiente



Era un hermoso día en el bosque. El sol brillaba entre las hojas y los pájaros cantaban alegres. Pero no todo era felicidad. Muchos animales del bosque estaban perdidos y desesperados, cada uno buscando su camino a casa.

Entre ellos estaban Tico, el zorro, Lila, la cierva, y Pepo, el conejo. Se habían separado de sus familias durante una divertida carrera y ahora no sabían cómo volver.

- ¡Estoy tan confundido! - exclamó Tico - No sé en qué dirección ir.

- Yo tampoco - agregó Lila, angustiada - solo sé que quería ganar la carrera y ahora estoy perdida.

- ¡Esto es terrible! - chilló Pepo. - ¿Alguien tiene un mapa?

Mientras los tres animales discutían, una pequeña ardilla llamada Riri los observaba desde un árbol cercano. Riri era conocida por ser muy astuta y siempre tenía ideas ingeniosas. Decidió acercarse a ellos.

- ¡Hola! - gritó Riri saltando de su rama. - ¿Por qué tan tristes?

- Nos hemos perdido - respondió Tico. - Y no sabemos cómo volver a casa.

- No se preocupen, yo puedo ayudarles - dijo Riri con una sonrisa. - Estoy armando un mapa del bosque y conozco cada rincón.

Los animales se miraron entre sí, dudando un poco. ¿Una ardilla podría ayudarles? Pero la desesperación era tanta que decidieron confiar en Riri.

- ¿Cómo lo harás? - preguntó Lila.

- Primero, necesitamos encontrar un lugar alto donde pueda ver todo el bosque. Desde allí, dibujaré un mapa para que sepan cómo volver a casa - explicó Riri.

Así que los cuatro animales comenzaron su aventura en busca del punto más alto del bosque. Tras un rato de caminata, encontraron una colina. Riri subió rápidamente mientras Tico, Lila y Pepo la seguían lentamente.

Una vez en la cima, Riri miró a su alrededor y exclamó:

- ¡Miren! Puedo ver todo, incluida la dirección donde viven todos. ¡Vamos a dibujar el mapa!

Riri comenzó a marcar los caminos y las características del bosque en un tronco caído. Mientras lo hacía, de repente, un fuerte viento sopló y desvió las hojas, cubriendo el mapa que estaba dibujando.

- ¡Oh no! - gritó Riri asustada. - ¡Todo mi trabajo podría volar!

- ¡Yo te ayudo! - dijo Tico. Corrió para cubrir el mapa con su cuerpo y salvar el trabajo de Riri.

- ¡Yo también! - agregó Lila, que empujó algunas hojas hacia un lado.

- ¡Gracias, amigos! - dijo Riri mientras reía.

Cuando el viento se calmó, Riri terminó el mapa. - ¡Listo! - gritó con alegría. - Ahora saben cómo volver.

- ¡Qué bueno! - dijo Pepo - ¿Pero y si nos encontramos con algún peligro?

- No se preocupen - respondió Riri. - Siempre es bueno estar preparados. Podemos hacer un recorrido juntos hasta sus casas para asegurarnos de que lleguen bien.

Los cuatro empezaron a bajar por la colina y apenas llegaron a la base, encontraron un arroyo que bloqueaba su camino.

- ¿Cómo cruzamos esto? - preguntó Lila.

- Miren, hay unos troncos que podemos usar como puente - dijo Riri. - Sigamos con cuidado y no se preocupen, yo daré el primer salto.

Riri saltó con destreza y se posó al otro lado. Luego, uno a uno, Tico, Lila y Pepo lograron cruzar.

- ¡Lo hicimos! - celebró Pepo.

- Pero aún queda un camino largo por delante - interrumpió Tico.

Mientras caminaban, encontraron un lugar donde crecía una gran flor de colores brillantes. Riri no pudo resistirla y decidió acercarse.

- ¡Es hermosa! La quiero llevar a casa - dijo Riri, e inmediatamente la arrancó. Sin embargo, eso despertó la ira de un gran oso que estaba descansando cerca.

- ¡¿Quién se atreve a cortar mis flores? ! - rugió el oso.

- ¡Lo siento! - gritaron Tico, Lila y Pepo mientras retrocedían.

- Esperen - dijo Riri, plantándose frente al oso. - No queríamos hacerle daño.

El oso se sorprendió por la valentía de la ardilla.

- ¿Así que tú no eres solo una ardilla común? Te admiro - dijo el oso, relajándose un poco. - Solo pido que respeten el bosque. Si quieren, les puedo ayudar a regresar.

- ¡Eso sería genial! - exclamó Lila.

Los cuatro animales, ahora acompañados por el oso, continuaron su viaje, riendo y compartiendo historias en el camino. Finalmente, llegaron a la casa de Lila, la casa de Tico y, por último, la casa de Pepo.

- ¡Lo logramos! - gritó Pepo con alegría.

- ¡Todo gracias a nuestra amiga Riri! - añadió Tico.

- Nunca pensé que una ardilla podría ser tan valiente y sabia - dijo Lila con una sonrisa.

- ¡Gracias! - respondió Riri, sintiendo una profunda felicidad. - Lo más importante es que siempre debemos ayudarnos unos a otros, porque juntos somos más fuertes.

Y así, Riri se despidió de sus nuevos amigos y siguió con su día, sabiendo que había hecho una gran diferencia en las vidas de Tico, Lila y Pepo. Desde aquel día, nunca olvidaron el valor de la amistad y la ayuda mutua en el hermoso bosque.

FIN.

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