La Gran Aventura de la Bruja, la Momia y el Caballo
Era un día soleado en el Bosque Encantado, donde vivían una bruja llamada Berta, una momia llamada Momo y un caballo llamado Sami. Aunque parecían muy distintos, estos tres amigos compartían un espíritu aventurero y un gran deseo de ayudar a los demás.
Un día, mientras estaban jugando cerca del lago, escucharon un llanto proveniente del arbusto cercano. Se acercaron despacito y descubrieron a un pequeño duende atrapado entre las ramas.
- ¡Ayuda! ¡No puedo salir de aquí! - gritó el duende angustiado.
- ¡No te preocupes! - dijo Berta, usando su varita mágica. - ¡Te rescataremos!
Pero cuando Berta intentó usar su magia, algo inesperado sucedió. Su varita comenzó a chisporrotear y, en lugar de liberar al duende, hizo que un montón de flores de colores salieran volando por todas partes.
- ¡Oh no! ¡No era eso lo que quería hacer! - exclamó Berta, confundida.
- Tal vez podrías intentar otra cosa - sugirió Momo, usando su vendaje como una cuerda.
- Buena idea, Momo. ¡Sami, ven aquí! - dijo Berta, mientras el caballo se acercaba.
Sami se inclinó para que el duende pudiera subirse sobre su lomo y, con la ayuda de Momo, logró librarse de las ramas. El duende, agradecido, dijo:
- ¡Muchas gracias! Soy Dandy, y como agradecimiento, quiero invitarlos a la Fiesta de la Luz en la Montaña Mágica. ¡Es una celebración maravillosa con música, bailes y muchas sorpresas!
Los amigos estaban emocionados por la invitación, así que decidieron asistir. Sin embargo, había un problema: para llegar a la Montaña Mágica, debían cruzar el Puente del Moño, que estaba custodiado por un guardián muy estricto.
No podían usar magia, ya que el guardián no lo permitía. Tenían que conseguir que el guardián se ríe, porque solo así les dejaría pasar. Así que, Berta, Momo y Sami comenzaron a pensar en un plan.
- ¿Y si hacemos un chiste? - sugirió Momo.
- O quizás un truco de magia - dijo Berta, pero se acordó lo que había pasado antes y se desanimó.
- O podríamos hacer algo divertido todos juntos - añadió Sami. - ¡A veces, las mejores risas vienen de ser creativos juntos!
Esa idea dio lugar a una ilusión muy graciosa, donde Berta se disfrazó de pato, Momo de un mago desastrado, y Sami puso una pluma en su cabeza. Al acercarse al guardián, comenzaron un baile ridículo.
El guardián, al principio muy serio, comenzó a reírse a carcajadas mientras veía a los tres amigos moverse torpemente.
- ¡Está bien, los dejaré pasar! - dijo el guardián entre risas. - Nunca vi un espectáculo así en mi vida.
Con una sonrisa de triunfo, Berta, Momo y Sami cruzaron el puente y llegaron a la Fiesta de la Luz. Allí, el duende Dandy les presentó a sus muchos amigos. Había música, pastelitos mágicos y un concurso de habilidades.
- ¡Debemos participar! - propuso Sami.
- Pero, ¿qué haremos? - preguntó Momo.
- ¡Voy a hacer que todos se rían de nuevo! - dijo Berta, recordando la risa del guardián.
Entonces, Berta se subió a un pequeño escenario y comenzó a contar chistes mientras Momo hacía trucos de magia y Sami hacía malabares con frutas del bosque. El público aplaudía y reía a carcajadas.
Tras la actuación, se celebraron premios. Para su sorpresa, ganaron el premio a la "Mejor Actuación".
- ¡No puedo creerlo! - exclamó Berta llena de felicidad.
- Ni yo, pero todo fue por trabajar en equipo - dijo Momo, sonriendo.
Sami añadió:
- La amistad y la creatividad nos ayudan a superar cualquier obstáculo. ¡Vamos a seguir compartiendo aventuras juntos!
Desde ese día, Berta, Momo y Sami se hicieron famosos en el Bosque Encantado, no solo por su gran espectáculo, sino también por su amistad, y aprendieron que juntos podían lograr grandes cosas, llenando de risas y alegría a todos a su alrededor.
FIN.