La Gran Aventura de la Cama Elástica y los Trenes
Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Saltanding, una cama elástica mágica llamada Brinco. Brinco era una cama elástica muy especial porque no solo podía hacer saltar a los niños, sino que también soñaba con viajar por el mundo, conocer nuevos lugares y hacer amigos.
Un día, mientras estaba descansando en el patio, Brinco escuchó el sonido de unos trenes que pasaban por la estación cercana.
"¡Me encantaría viajar en un tren!" - suspiró Brinco.
Al mismo tiempo, en la estación, pasaba un tren muy curioso llamado Viajero. Viajero era conocido por hacer recorridos emocionantes a través de paisajes hermosos. Justo en ese momento, escuchó a Brinco.
"¿Por qué no vienes a dar una vuelta, Brinco?" - preguntó Viajero, mientras silbaba emocionado.
Brinco, emocionada, respondió:
"¡Yo no tengo patas para viajar! Pero me encantaría saltar por los campos y montañas."
Viajero pensó por un momento y tuvo una idea brillante.
"¿Qué tal si me acompañas y cuando lleguemos a un nuevo lugar, me usas para que los niños salten conmigo? ¡Así conocerás a muchos amigos!" - propuso el tren.
Brinco saltó con alegría:
"¡Es una idea genial! ¡Vamos!"
Y así, con una gran sacudida, Viajero se puso en marcha y Brinco subió a su techo, donde se sentía libre y feliz. Juntos cruzaron puentes, ríos y montañas. Cada vez que se detenían en una nueva estación, los niños del lugar venían corriendo a jugar.
En cada parada, Brinco les preguntaba a los niños:
"¿Quién quiere saltar conmigo?"
Los niños eran rápidos en responder:
"¡Yo! ¡Yo!" - gritaban mientras hacían fila para saltar en la cama elástica.
Así, Brinco y Viajero hicieron numerosos amigos. Pero un día, de repente, se encontraron con un problema. En su camino hacia la montaña más alta, Viajero se detuvo en seco.
"Oh no, Brinco. ¡Me quedé sin carbón!" - exclamó Viajero con tristeza.
Brinco se asustó un poco:
"¿Y ahora qué haremos?"
Viajero miró hacia la montaña llena de aventuras.
"Si no tenemos carbón, no podremos continuar. Pero sé que en la cima de la montaña hay un mágico bosque de árboles de carbón que puede ayudarnos."
Brinco pensó durante un segundo y tuvo una nueva idea.
"¡Podemos saltar hasta la cima! Si me ayudas a llegar, quizás podamos encontrar lo que necesitamos."
Juntos usaron tres increíbles saltos de Brinco para subir la montaña. Salto tras salto, con el viento en la cara, Brinco se sentía más emocionante que nunca.
Una vez en la cima, encontraron el bosque lleno de árboles mágicos que daban carbón brillante.
"¡Mirá!" - dijo Brinco. "¡Podemos juntar todo el que necesitemos!"
Viajero, lleno de alegría, se puso a juntar todo el carbón posible.
"¡Vamos a regresar!" - exclamó con alegría. "Y tú, Brinco, gracias a tu ayuda, podré seguir llevando alegría a los niños."
Una vez que regresaron a la estación, Viajero pudo encender su motor con el carbón que habían recogido. Brinco saltó con alegría sobre el tren mientras él comenzaba a moverse nuevamente.
Con cada salto, Brinco había aprendido que aunque fueran diferentes, su amistad y trabajo en equipo podían superar los desafíos.
Desde aquel día, Brinco y Viajero viajaron juntos por todo el mundo, llevando sonrisas y aventuras a los niños que conocían. Con cada nueva estación, Brinco siempre preguntaba:
"¿Quién quiere saltar?"
Y así, la cama elástica y el tren vivieron felices por siempre, demostrando que la amistad y la colaboración hacen que todo sea posible.
FIN.