La Gran Aventura de la Era de Hielo



Era una hermosa mañana en el mundo de la Era de Hielo. Manny, el mamut, estaba disfrutando de un cálido desayuno junto a Ellie, su querida novia.

"¿Qué te parece si exploramos el valle que vimos ayer?" - propuso Manny, mientras se servía un tazón de bayas.

"¡Me encantaría!" - respondió Ellie, con su simpática sonrisa.

Mientras tanto, Sid, el perezoso, escuchaba a escondidas desde detrás de un arbusto.

"¡Aventuras! ¡Aventura! Yo también quiero!" - gritó, saltando hacia ellos.

Diego, el tigre, levantó una ceja.

"Sid, no te olvides de que somos un grupo, ¿no?"

"Claro, si no, me quedo fuera y eso no sería divertido para nadie. ¡Vamos!" - dijo Sid, entusiasmado.

El grupo se reunió y se unieron a Buck, el valiente y excéntrico castor que siempre estaba listo para la aventura.

"Chicos, esta vez tenemos que encontrarnos con la mamá dino, ella tiene un nuevo lugar para mostrarnos, dicen que es increíble!" - dijo Buck con su energía habitual.

"¿Mamá dino? ¿No es un poco peligrosa?" - preguntó Diego, con preocupación.

"Solo si somos torpes. ¡Sigamos al mapa!" - respondió Buck, animado.

Crash y Eddie, los traviesos ardillas voladoras, se unieron, listos para hacer travesuras en el camino hacia el encuentro.

"¡Nosotros también queremos ver a mamá dino!" - gritaron al unísono mientras volaban alrededor del grupo.

"¿Se están preparando para otro lío?" - preguntó Ellie con una sonrisa.

"Nunca!" - respondieron, mientras se reían juntos.

Comenzaron su camino a través del bosque nevado, donde descubrieron un hermoso túnel de hielo.

"Miren este lugar, ¡parece sacado de un cuento de hadas!" - dijo Ellie, maravillada.

"¡Hay estalactitas! ¡Se puede deslizar!" - gritó Sid.

"¡Uno a la vez!" - advirtió Manny, temiendo que alguien se lastimara.

De repente, Crash y Eddie decidieron hacer lo suyo; se lanzaron por la pendiente de hielo a toda velocidad.

"¡Atrápennos si puedes!" - gritaron mientras se lanzaban.

Buzzando en el aire, comenzaron a caer y causaron un pequeño alboroto.

"¡Cuidado!" - gritó Diego, mientras trataba de evitar que se estrellaran contra la pared de hielo.

"¡Todo bajo control!" - gritaron ellos con risas, pero por un momento, los demás se preocuparon.

Una vez que todos se habían reunido, siguieron su camino hasta que llegaron a la gran cueva de mamá dino.

"¡Mamá dino!" - llamó Buck.

"¿Estás ahí?"

De la oscuridad de la cueva, salió una enorme y amable dinosaurio.

"¡Hola, amigos! ¡Qué alegría verlos!" - dijo mamá dino con una gran sonrisa.

"¿Estás lista para mostrarnos tu nuevo lugar?" - preguntó Manny con entusiasmo.

"¡Claro que sí!" - respondió la mamá dino mientras los guiaba siguiendo un lado.

Al salir, los amigos quedaron maravillados al ver un enorme campo de flores nunca antes visto.

"¡Es tan hermoso!" - exclamó Ellie, mientras se agachaba para oler unas coloridas flores.

"¡Este es el mejor día de todos!" - dijo Sid.

"Puedo ver un desfile de mariposas y los pájaros volando, ¡esto es increíble!" - comentó Crash.

Sin embargo, de repente, se escuchó un fuerte rugido.

"¡Mamá dino, ¿qué fue eso? !" - preguntó Diego, un poco asustado.

"Es el sonido de una tormenta que se aproxima, amigos. Debemos volver rápidamente!"

"¡Ay no, nuestro picnic!" - se lamentó Sid.

"Miren, nos llevaremos unas flores y algo de comida, ¡y volveremos a casa rápido!" - dijo Eddie mientras tomaba algunas flores.

"¡Buena idea!" - dijo Buck.

"¡Vamos, síganme!"

Apresuradamente, el grupo comenzó a correr de vuelta, pero Crash y Eddie decidieron hacer una travesura más y se quedaron un momento más.

- “¡Vamos, hagamos un ramo de flores!" - dijo Crash y, juntos, comenzaron a armar un ramo colorido con todo lo que encontraran.

Cuando finalmente se dieron cuenta, el rugido se acercaba.

"¡Oh no, ¡Rápido! ¡Nos están buscando!" - gritaron.

Con su pequeño hermoso ramo – Crash y Eddie corrieron con todas sus fuerzas hacia el grupo. Cuando llegaron, todos estaban bien preocupados.

"¡Chicos, nos dejaron preocupados!" - dijo Ellie.

"¡Perdón! ¡Mira lo que armamos!" - dijeron al unísono mientras presentaban el ramo.

"¡Es precioso!" - respondieron todos juntos.

Ya con el ramo en sus brazos, comenzaron a correr hacia la cueva.

"¡Aguanten, no miren atrás!" - gritó Buck, mientras todos corrían al unísono.

"¡Es una gran aventura!" - exclamó Sid.

Mientras regresaban a territorio seguro, se sintieron todos más unidos que nunca.

"Lo importante es que estamos juntos y nos cuidamos unos a otros, ¿verdad?" - dijo Manny, sonriendo al ver a todos a su alrededor sanos y salvos.

Y así, entre risas y algunas travesuras, descubrieron que la verdadera aventura de la vida es la amistad.

"¡Siempre cuidémonos por encima de todo!" - dijo la mamá dino al despedirse.

Y con una nueva lección aprendida, el grupo se fue contento, emocionado por su próxima aventura en el mundo de la Era de Hielo.

Mientras el sol se ponía en el horizonte, todos sabían que, no importara lo que viniera, siempre habría espacio para otro día lleno de aventuras y buenos amigos.

FIN.

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