La Gran Aventura de la Higiene



En un pintoresco pueblo llamado Saludín, donde los árboles dan frutas de colores vibrantes y el sol siempre brilla, vivía una niña llamada Lila. Lila era curiosa, y cada día aprendía algo nuevo de su abuela, la Doctora Talía, quien era famosa por su extraordinario conocimiento sobre la salud.

Un día, mientras paseaban por el pueblo, Lila notó que algunos de sus amigos no estaban jugando.

"¿Por qué no vienen a jugar?" - preguntó Lila, preocupada.

"Estamos enfermos, Lila, tenemos gripes y dolores de cabeza", dijo Tomás, uno de sus amigos.

"Pero, ¿ustedes se lavan las manos?" - inquirió.

"A veces, pero no siempre" - respondió Leti, encogiéndose de hombros.

Lila recordó lo que su abuela le había enseñado.

"¡Debemos hacernos responsables de nuestra salud! Si nos lavamos las manos antes de comer y después de jugar, podemos evitar enfermarnos" - exclamó.

Motivada por sus palabras, Lila decidió organizar una *Gran Fiesta de la Higiene* en el parque. Con ayuda de la Doctora Talía, hicieron carteles con dibujos coloridos que decían: "¡Lávate las manos!" y "¡A comer frutas y verduras!".

"Abuela, también podemos aprender sobre vacunas, ¿no?" - preguntó Lila.

"¡Por supuesto! Las vacunas son como escudos que nos protegen de enfermedades contagiosas. ¡Así también podemos cuidarnos durante la pandemia!" - contestó la Doctora Talía, sonriendo.

El día de la fiesta, Lila estaba emocionada y un poco nerviosa.

"¿Y si nadie viene?" - le dijo a su abuela.

"Lo importante es que tú estás dispuesta a enseñarles. ¡Confía en ti misma!" - le respondió la Doctora Talía.

A medio día, amigos y vecinos comenzaron a llegar. Lila les mostró cómo lavarse las manos correctamente, con canciones que hacían que el momento fuera divertido.

"¡Lavando, lavando, el virus va alejando!" - cantó, y todos aplaudieron.

Después, jugaron el juego de las frutas y verduras. Lila preguntó:

"¿Cuál es la fruta que previene resfriados?"

"¡Naranja!" - gritaron todos, y así fue como empezaron a aprender sobre nutrición.

En medio de la alegría, un chico nuevo se acercó. Era Nico, y parecía un poco tímido.

"Hola, no sé mucho sobre higiene y no estoy seguro si debería quedarme" - admitió.

"¡Claro que sí, ven!" - respondió Lila.

"Aquí aprenderás lo importante que es cuidarse, como lo hacemos todos" - añadió la Doctora Talía, acercándose con una sonrisa.

Nico, alentado por la invitación, se unió al grupo. Juntos, aprendieron sobre el cuidado de la salud y, lo más emocionante: ¡fueron al centro de vacunación! Estaba decorado con globos y sonrisas.

"¿Tienen miedo de vacunarse?" - preguntó la enfermera.

"No, porque sabemos que es importante y nos protege" - respondieron Lila y sus amigos al unísono.

Después de la vacuna, todos compartieron sus mejores postres de frutas. Lila levantó su vaso.

"¡Por una vida sana!" - dijo, y todos brindaron.

"Desde hoy, cuidaremos nuestra higiene y salud juntos, ¡siempre!" - añadió Tomás, con una gran sonrisa.

La fiesta terminó con risas, juegos y aprendizajes. Lila miró a su alrededor y se sintió feliz. Había creado un cambio positivo en su comunidad.

"Gracias, abuela, por enseñarme lo importante que es cuidarse y cuidar a los demás" - dijo Lila, abrazando a la Doctora Talía.

"Y gracias a vos, querida. Vos has sido la chispa que encendió esta gran aventura. ¡Recuerda siempre que un poco de higiene y responsabilidad pueden hacer del mundo un lugar mejor!" - respondió la abuela.

Así, Lila, sus amigos y todo el pueblo de Saludín aprendieron la importancia de la higiene, la prevención de enfermedades y la magia de las vacunas. Desde entonces, todos se convirtieron en pequeños héroes de la salud, dispuestos a compartir sus conocimientos y cuidar de su entorno. Y así, Saludín se llenó de risas, salud y bienestar durante muchos años.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!