La Gran Aventura de la Pizza
Era un día soleado en la escuela primaria 'Los Arcoíris'. Todos los chicos estaban emocionados porque ese viernes era el día de la comida especial, y el menú prometía una deliciosa pizza. Joaquín, un nene que siempre llevaba su lonchera, no pudo contener su emoción.
- ¡No puedo esperar a probar la pizza! - dijo Joaquín a sus amigos, Lila y Tomi.
- Yo también estoy ansiosa - respondió Lila. - Ayer soñé que era una pizza gigante y que todos me comían.
- ¡Qué raro, Lila! - se rió Tomi. - Pero eso quiere decir que será muy rica.
Cuando llegó la hora del almuerzo, todos los alumnos se formaron en fila para recibir su porción de pizza. La cocina de la escuela, a cargo de la querida señora Rosa, preparaba pizzas con mucho amor. La fila era larga, pero Joaquín estaba decidido a comerse la mejor porción.
- Mirá, ahí viene la pizza – dijo Tomi saltando de alegría.
- ¡Pido la de muzzarella con mucho queso! - exclamó Lila mientras movía su cabeza de arriba hacia abajo.
Finalmente, llegó el turno de Joaquín. La señora Rosa le sirvió una porción gigante.
- ¡Qué buena pinta tiene! - sonrió Joaquín, tratando de no dejar que el queso se le cayera.
Mientras saboreaba su pizza, Joaquín se dio cuenta de que uno de los nenes de su clase, Lucas, estaba sentado solo en una esquina. Lucas era nuevo en la escuela y aún no había hecho muchos amigos. Joaquín, que siempre había sido amigable, decidió acercarse.
- Hola, Lucas. ¿Querés compartir mi pizza? - le propuso Joaquín.
Lucas miró sorprendido.
- ¿De verdad? - preguntó, un poco nervioso.
- Sí, claro. Hay suficiente para ambos. - sonrió Joaquín. - La mejor parte de la pizza es compartirla.
Lucas no pudo evitar sonreír y se sentó junto a Joaquín.
- Gracias, Joaquín. - dijo Lucas mientras tomaba un trozo de pizza. - No esperaba que alguien me hablara.
Joaquín pensó que era triste que Lucas se sintiera solo y recordó algo que su mamá siempre le decía:
- A veces, ser amable puede cambiar el día de alguien.
Por eso, comenzó a hablar con Lucas sobre sus cosas favoritas.
- A mí me encanta el fútbol. ¿Te gusta jugar? - preguntó Joaquín.
- ¡Sí! - respondió Lucas, con los ojos brillantes. - En mi antigua escuela jugábamos todos los días.
Los dos chicos siguieron conversando. Joaquín se dio cuenta de que no solo disfrutaba de la pizza, sino también de hacer un nuevo amigo. Al finalizar el almuerzo, decidieron organizar un partido de fútbol después de clase.
Cuando el timbre sonó, Joaquín le dijo a Lila y Tomi:
- Chicos, Lucas se une a nuestro partido de fútbol.
- ¡Genial! - responden ellos.
Durante el juego, Lucas mostró su talento y su sentido del humor, y Joaquín se sintió feliz de haberlo invitado. La clase terminó, y todos, incluidos Lucas, Joaquín, Lila y Tomi, caminaban juntos con una sonrisa.
- Hoy fue un buen día. Nos divertimos, comimos deliciosa pizza y hicimos un nuevo amigo - dijo Joaquín.
Así, el día de la pizza no solo llenó sus pancitas, sino que también llenó sus corazones. Desde entonces, Lucas se volvió parte del grupo. Todo porque Joaquín decidió, en un simple momento, compartir su pizza. Y aprender que los mejores momentos en la vida a menudo se comparten.
A veces, las pequeñas acciones pueden tener grandes consecuencias. La pizza se convirtió en un símbolo de amistad y generosidad en la escuela 'Los Arcoíris'.
FIN.