La Gran Aventura de las Orugas Bebés
En un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, vivía un grupo de orugas bebés que pasaban sus días haciendo lo que más les gustaba: ¡Comer! Comían hojas, flores, y hasta a veces se hacían de las más exquisitas frutas que caían de los árboles. Pero había una oruguita llamada Cata que se preguntaba si había más en la vida que comer.
Un día, mientras estaba en una hoja sabrosa, dijo a sus amigos:
"Chicos, ¿no se dan cuenta de que solo estamos comiendo? ¿No hay algo más emocionante que podríamos hacer?"
Las otras orugas, un poco sorprendidas por su pregunta, respondieron riendo:
"¡Pero Cata, comer es lo mejor del mundo! No necesitamos nada más. ¡Mira lo felices que estamos!"
Sin embargo, Cata seguía sintiendo que había algo más que experimentar. Entonces decidió que iba a aventurarse fuera del jardín y explorar el mundo. Le dijo a sus amigos:
"Voy a salir a descubrir todo lo que hay más allá de este jardín, ¡será una gran aventura!"
Las orugas riendo le gritaron:
"¡No, no te vayas! Te vas a perder!"
Pero Cata no escuchó y se lanzó hacia el bosque cercano. Fue increíblemente emocionante. Podía ver árboles enormes, otras criaturas como mariposas, pájaros y un arroyo que brillaba bajo el sol.
A medida que avanzaba, se encontró con una mariposa majestuosa que volaba por los alrededores. Cata, llena de curiosidad, decidió acercarse.
"¡Hola! Soy Cata, la oruguita. ¡Hago esto, como, como y como! Pero estoy buscando la aventura. ¿Tú qué haces?"
La mariposa sonrió y le contestó:
"¡Hola Cata! Yo soy Lía y vuela todo el día. Antes fui oruga como tú. Si quieres, te contaré sobre un cambio hermoso que viví."
Cata, interesada, le preguntó:
"¿Qué tipo de cambio?"
"Cuando era oruga, pasé mucho tiempo buscando comida, igual que tú. Pero un día decidí descansar en una rama y esperar. Incluso, las otras orugas se rieron de mí, pero de pronto, algo mágico sucedió. Transmití energía, me envolví en un capullo y transformé en una hermosa mariposa. ¡Ahora puedo ver el mundo desde arriba!"
Cata estaba fascinada:
"¡Eso suena asombroso! ¿Crees que yo podría hacer algo así?"
Lía le respondió:
"Claro, pero debes aprender a esperar y a soñar más allá de comer. Hay un tiempo para alimentarse, pero también hay un tiempo para descansar y soñar con lo que puedes llegar a ser."
Cata se quedó reflexionando. Entonces, decidió regresar con sus amigos y compartir lo que había aprendido. Al llegar al jardín, las orugas la recibieron con varias preguntas:
"¿Dónde estuviste?"
"¡Chicos, la aventura es increíble! Comí, pero también conocí a una mariposa que me habló sobre el cambio. ¡Quiero intentar ser también una!"
Sus amigos estaban confundidos:
"Pero Cata, ¡aquí estamos cómodos!"
"¡Pero las mariposas pueden volar! Puedo ser más de lo que soy ahora. Debemos descansar y soñar, no solo comer"
Al principio los amigos no entendían, pero poco a poco empezaron a ver el brillo en los ojos de Cata. Entonces decidieron seguir su ejemplo y formaron un espacio en el jardín donde podían descansar, soñar e imaginar lo que querían ser.
Pasaron días, donde dejar de comer y soñar a sus objetivos fue un reto, pero finalmente, primero, empezaron a forjar sus propias historias. Cada vez que una oruga se sentía lista, elegía descansar, abrigarse en su capullo, preparado para la transformación.
Luego de semanas, en una mañana brillante, la oruga Cata emergió de su capullo, desplegando alas de colores increíbles.
"¡Lo logré!" gritó, mientras Ailín, una de sus amigas orugas, emergió junto a ella.
Las demás orugas quedaron estupefactas.
"¡Increíble, Cata! ¡Es tan asombroso volar!"
La historia de Cata inspiró a cada oruga hasta que todas poco a poco dieron el paso y también se transformaron.;
Desde entonces, el jardín ya no fue solo un lugar para comer. Se convirtió en un refugio de sueños y aventuras donde las orugas aprendieron la importancia de soñar, descansar y aprender de su entorno, viviendo felices volando y explorando el mundo que antes les pareció inalcanzable.
Cata y sus amigos, juntos, se convirtieron en mariposas brillantes, llevando su mensaje de transformación y aventura a cada rincón del jardín y más allá, recordando siempre que hay algo más, además de comer.
Y así, Cata, la oruguita curiosa, les mostró a sus amigas que el mundo es mucho más grande y hermoso de lo que se puede ver a simple vista, invitándolos a soñar juntos y nunca dejar de explorar.
¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!
FIN.