La Gran Aventura de las Vocales
Era un día hermoso en el país de las Vocales, donde cada letra se pasaba el día formando palabras y jugando entre sí. La letra A, siempre curiosa y aventurera, decidió salir a explorar más allá del bosque de las Consonantes. Mientras recorría el camino lleno de hojas de letras, se encontró con su amiga la E.
"¡Hola, E! ¿Qué haces por aquí?" - preguntó A emocionada.
"¡Hola, A! Estaba buscando a la I. La vi cerca del río de Palabras, pero luego desapareció. ¿Te gustaría ayudarme a encontrarla?" - respondió E.
"¡Por supuesto! Vamos juntas. ¡La aventura nos espera!" - exclamó A.
Ambas comenzaron su búsqueda, recorriendo prados de sílabas y montañas de consonantes. Después de un rato, llegaron al río de Palabras y, para su sorpresa, allí estaba la I, empapándose bajo el sol rielante.
"¡I!" - gritaron al unísono A y E "¡Te estábamos buscando!"
"¡Hola, amigas!" - contestó I con alegría "Estaba disfrutando del día, ¿por qué no se quedaban conmigo?"
"¡Porque tenemos que ir a rescatar a O!" - dijo A, un poco preocupada. "Se rumoró que está atrapada en la Cueva de los Silencios, donde las palabras no se pueden pronunciar."
"¿Cómo podemos ayudarla?" - preguntó I, ansiosa por unirse a la aventura.
"¡Sigamos este camino de letras!" - sugirió E, señalando con su brazo. "Me han contado que el camino es difícil, pero, si vamos juntas, nada nos detendrá."
Las tres vocales se pusieron en marcha, cantando en armonía mientras avanzaban. Pero cuando llegaron a la entrada de la cueva, se encontraron con un gran obstáculo: un enorme grito silencioso, que intimidaba a cualquiera que quisiera entrar.
"No podemos dejar que nos detenga, debemos intentar llegar a O. ¿Qué vamos a hacer?" - murmuró I, asustada.
"Tal vez, si unimos nuestras voces, podamos superar este silencio que nos atrapa" - propuso A.
E y I asintieron, y juntas empezaron a cantar una melodía suave. A medida que el eco de sus voces resonaba, el grito silencioso se iba apagando. Finalmente, tomaron valor y, con un gran grito de unión:
"¡Por favor, déjanos pasar!" - resonó su voz, llenando la cueva con un brillo especial.
Mil flores de colores comenzaron a florecer a su alrededor, despidiendo un dulce aroma.
"¡Increíble!" - exclamó E mientras se maravillaban por el efecto que habían causado. "Veamos qué más podemos hacer."
Con el camino despejado, se adentraron en la cueva. En su interior, encontraron a O. Ella estaba atrapada entre las sombras que le impedían brillar.
"¡O! Estamos aquí para rescatarte!" - gritaron las vocales, llenas de emoción.
"¡Gracias, amigas! Pero no puedo salir sola. Me siento tan débil sin el apoyo de la amistad."
A, E e I se tomaron de las manos y comenzaron a cantar de nuevo. La luz que generaban iluminó la cueva mientras O comenzaba a brillar.
"¡Lo lograron!" - dijo O con gratitud. "¡Su amistad me ha devuelto la fuerza!"
Juntas, las cuatro vocales salieron de la cueva, riendo y bailando. Habían superado el silencio, y su aventura las había unido más que nunca.
"Estoy tan feliz de tenerlas en mi vida" - dijo U, totalmente agradecida y sonriente.
Las vocales decidieron hacer de ese día el inicio de una tradición. Desde entonces, cada semana, se reunían para contar sus aventuras y recordar la importancia de la amistad.
Y así, A, E, I, O, y U vivieron felices, sabiendo que siempre podrían contar unas con otras, en cada reto que la vida les presentara.
FIN.