La Gran Aventura de Lila, la Lagartija Futbolista



En un caluroso día de verano en un pequeño pueblo, vivía una lagartija llamada Lila. Aunque era sólo una lagartija, su gran sueño era jugar al fútbol con los demás animales del bosque. Lila siempre miraba con envidia a los pájaros, ardillas y conejos que corrían y jugaban en el campo.

Un día, mientras disfrutaba del sol sobre una piedra, escuchó unas voces.

"¡Vamos, pasala!" gritó un conejo.

"¡Yo la tengo!" respondió una ardilla mientras hacía malabares con la pelota.

Lila se emocionó. "¿Puede un ser tan pequeño como yo jugar al fútbol?" Se preguntó. Pero su corazón latía fuerte, y decidió que si quería jugar, tendría que intentarlo.

Así que se acercó sigilosamente al grupo de animales. Cuando la ardilla vio a Lila, le dijo:

"¿Qué querés, lagartija? Este es un juego para los grandes!"

"Yo quiero jugar con ustedes, por favor" - respondió Lila.

Los animales se miraron entre ellos, no sabían qué pensar. El conejo, al ver la determinación de la pequeña lagartija, les dijo:

- “¿Por qué no le damos una oportunidad? Siempre hay que intentar cosas nuevas.”

Al principio, no fue fácil. Lila era muy pequeña, y muchos de los oponentes la pasaban por arriba.

"¡No puedo! Soy muy chica para esto!" se lamentó una vez. Pero en lugar de rendirse, decidió que tenía que ser más ágil.

Entonces, comenzó a entrenar. Frutas del bosque se convirtieron en sus pelotas y cada vez que la veía, practicaba regatear, driblar y patear. Lila se volvió rápida como un rayo. Después de mucho esfuerzo, comenzó a sentirse un poco más segura.

Un día, el equipo de los animales organizó un partido. Lila, que había estado practicando durante semanas, estaba muy emocionada. Pero al mismo tiempo, la preocupación la invadía:

"¿Y si no les gusto a los demás?" - pensó. Sin embargo, decidió no dejar que el miedo la detuviera.

Mientras el partido avanzaba, los otros jugadores se dieron cuenta de lo hábil que se había vuelto Lila. Al ver su destreza, el mismo conejo se acercó y le dijo:

"¿Querés que juegues en nuestro equipo? ¡Eres increíble!"

Lila se sintió llena de alegría. "¡Sí! ¡Gracias!" Fue así como Lila se volvió la estrella del equipo.

Pero no todo sería fácil. En medio del partido, un fuerte viento sopló y desvió el balón. Lila, atenta como siempre, decidió seguirlo y, sin querer, se encontró sola frente al portero del otro equipo, un burro muy serio. Lila sintió que su corazón se detenía:

"¿Qué hago ahora?" - pensó.

Pero en lugar de rendirse, decidió recordar lo que había aprendido en sus entrenamientos. Se llevó la pelota a un lado, luego al otro y con un rápido movimiento, ¡pateó! La pelota pasó justo entre las patas del burro y se metió en el arco.

"¡GOOOOOOL!" gritaron todos a su alrededor.

El juego terminó siendo muy divertido. Lila se había ganado el respeto y la admiración de todos.

"Nunca pensé que podrías hacerlo, Lila. ¡Sos genial!" le dijo la ardilla.

"Sí, nunca detengas tus sueños, por pequeños que sean. Si te esfuerzas, podés lograrlo" - agregó el conejo, dándole una palmadita en la espalda.

Desde aquel día, el equipo de Lila siempre la tuvo en cuenta, y ella aprendió que no importa lo grande o pequeño que seas, lo que realmente importa es tener pasión y esfuerzo.

La lagartija fue, sin duda, la primera futbolista lagartija del bosque, inspirando a otros a no rendirse y a seguir sus sueños, sin importar lo que digan los demás. Y así, cada vez que jugaban al fútbol, el eco de la alegría resonaba entre los árboles como un recordatorio de que los sueños, sin importar cuán pequeños, siempre pueden hacerse realidad.

FIN.

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