La Gran Aventura de los Animales



Érase una vez, en una granja lejana, un grupo de animales que se sentía un poco triste. Todos los días, trabajaban mucho y solo recibían un poco de comida a cambio. Un día, el gato Mayor se reunió con los demás animales en el granero. Al ver sus caras largas, decidió que era el momento de hacer un cambio.

"-¡Queridos amigos!", empezó el gato Mayor con voz decidida. "-¿No creen que es hora de que los animales tengan un poco más de voz en esta granja?".

Todos los animales se miraron entre sí. La vaca Lulú dijo: "-Yo creo que deberíamos tener más comida y un lugar más cómodo para vivir".

"-Sí, ¡más comida!", gritó el gallo Paco, picoteando el suelo con entusiasmo.

El perro Rufus, que por su naturaleza era cauteloso, preguntó: "-¿Pero cómo lo vamos a lograr? No podemos hacer nada contra el granjero".

El gato Mayor sonrió. "-Podemos unirnos y trabajar juntos, Rufus. Juntos somos más fuertes".

Al día siguiente, los animales se pusieron a trabajar en un plan. Se reunirían en el campo bajo la luna llena para hablar de sus ideas. El cerdo Pedro, que siempre tenía una buena idea, dijo: "-¿Y si hacemos un gran cartel que diga que queremos más comida y mejores cuidados?".

"-Eso suena genial!", respondió Lulú, moviendo su cola.

Así, en la noche, los animales trabajaron juntos y pintaron el cartel. Decía: "¡Los Animales de la Granja quieren ser escuchados!".

El día siguiente, el granjero encontró el cartel y se sorprendió. Cuando todos los animales vieron su reacción, se sintieron valientes. "-¡Lo logramos!", exclamó el gato Mayor.

Pero luego, el gallo Paco, algo preocupado, dijo: "-¿Y si el granjero decide no hacernos caso?".

"-Si eso sucede, tenemos que encontrar maneras creativas de hacernos escuchar", sugirió Rufus.

Los animales decidieron organizar una gran fiesta en la granja. Invitarían a todos los agricultores de la zona. "-Iremos a mostrarles que somos un grupo unido y alegre"", dijo Lulú. La fiesta fue un éxito. Muchos llegaban a bailar y comer pasteles de maíz hechos por la gallina Clara.

Mientras todos se divertían, los animales decidieron contarles a los agricultores sobre su cartel y su deseo de ser escuchados. Todos estaban tan felices que comenzaron a gritar: "-¡Los animales tienen derecho a ser felices!".

El granjero, al escuchar todo el alboroto, salió de su casa y vio la celebración. Cuando los animales lo vieron, hablaron con mucho respeto. "-Queremos ser parte de la granja, queremos más comida y mejores cuidados".

El granjero, emocionado por la unidad y felicidad de los animales, comprendió que podían trabajar juntos y prometió mejorar las cosas.

"-Prometo cuidar de ustedes y escuchar sus necesidades", dijo con sinceridad el granjero.

Los animales vitorearon de alegría. Desde aquel día, cada vez que había actividad en la granja, los animales eran parte de la decisión.

"-¡Hicimos el cambio juntos!", aulló Rufus feliz.

Y así, la granja se convirtió en un lugar donde tanto los animales como el granjero vivían y trabajaban en armonía, siempre comunicándose unos con otros.

Y todos aprendieron que cuando se trabaja en equipo y se habla con respeto, pueden lograr cosas increíbles.

FIN.

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