La Gran Aventura de los Colores
En un pequeño pueblo de Colombia, se desató una gran controversia entre dos grupos de niños: los Rojos y los Azules. Los Rojos, liderados por Tomas, eran conocidos por su energía y creatividad. Por otro lado, los Azules, bajo el liderazgo de Alejo, eran famosos por su lógica y organización.
Una mañana, en la plaza central, Tomas se acercó a Alejo, acompañado por su grupo de Rojos.
"¡Hola, Alejo! ¿No crees que hoy sería un buen día para jugar juntos?" - preguntó Tomas con una gran sonrisa.
"Pero, Tomas, somos Rojos y Azules. Eso significa que tenemos que estar en equipo y cada uno por su camino" - respondió Alejo, cruzando los brazos.
Los niños empezaron a murmurar entre ellos, creando una tensión en el aire. De repente, un rayo de luz brilló desde el cielo. Todos miraron hacia arriba y vieron a una pequeña hada que descendía lentamente.
"Soy Chispa, la hada de la amistad. He venido para ayudarles a que sus colores brillen juntos" - dijo la hada con voz suave.
Los niños, sorprendidos pero intrigados, se acercaron a Chispa.
"¿Cómo podemos hacer para que los Rojos y Azules jueguen juntos?" - preguntó Tomas.
"Cada uno de ustedes tiene poderes especiales. Ustedes, los Rojos, tienen el poder de crear cosas increíbles con sus manos, y los Azules pueden volar si se unen a la diversión. ¡Necesitan combinar sus talentos para hacer algo maravilloso!" - explicó Chispa.
Entonces, un grupo de Rojos comenzó a hacer pinturas brillantes en grandes lienzos.
"¡Miren lo que puedo hacer!" - gritó una niña Roja, pintando un arcoíris.
Pero rápidamente se dieron cuenta de que necesitaban ayuda de los Azules.
"¿Quién quiere volar y colgar el lienzo más arriba?" - preguntó otro Niño Azul.
¡Los Azules, emocionados! Comenzaron a volar alto para colgar el arcoíris en la plaza, creando un espectáculo de colores en el cielo.
"¡Es fantástico!" - exclamó Tomas, viendo el lienzo delicadamente colgado.
Pero eso no fue suficiente. Chispa vio que aún había una barrera entre los grupos. Entonces, sugirió una competencia amistosa.
"Hagamos una gran fiesta en la plaza, con juegos donde Rojos y Azules deban trabajar juntos para ganar todos los desafíos!" - propuso Chispa.
Los niños aceptaron con entusiasmo y comenzaron a organizar diferentes estaciones de juegos. El primer desafío fue un gran mural donde ambos equipos debían pintarlo juntos.
"¡Vamos, Rojos! ¡Necesitamos sus ideas coloridas!" - gritó un Niño Azul.
"Claro, pero ¡ustedes tienen que ayudarnos a volar lo más alto que podamos!" - respondió Tomas.
A medida que trabajaban en equipo, comenzaron a reír y a aplaudir cada vez que lograban algo. Con el tiempo, comenzaron a ver que sus diferencias eran lo que hacía especial cada uno de ellos.
Cuando la fiesta finalizó, Chispa apareció una vez más.
"¡Han aprendido la clave de la amistad! Cuando se unen, sus colores se vuelven más brillantes que nunca. ¡Y eso es algo que deben recordar!" - dijo mientras desaparecía en un destello de luz.
Desde ese día, los Rojos y Azules no solo jugaron juntos, sino que también se ayudaron mutuamente en todo lo que hicieran. Descubrieron que el trabajo en equipo hace que cualquier desafío sea más divertido y que las diferencias son lo que hace a cada uno especial. Así, en un pequeño pueblo de Colombia, el rojo y azul nunca volvieron a ser solo colores opuestos, sino que se convirtieron en un hermoso arcoíris de amistad.
FIN.