Había una vez un niño llamado Mateo que era muy travieso y tenía muchas ganas de aprender los números.
Un día, mientras jugaba en el jardín, encontró un libro mágico que lo transportó al País Mágico de los Números.
En este país, cada número tenía una historia que contar.
El número 1 era un niño solitario que siempre estaba buscando amigos.
El número 2 era un par de gemelos que siempre estaban juntos.
El número 3 era una familia feliz con un papá, una mamá y un bebé.
Mateo conoció a todos los números y aprendió sus historias.
Ayudó al número 1 a encontrar amigos, jugó con los gemelos del número 2 y conoció a la familia feliz del número 3.
Mientras exploraba el País Mágico de los Números, Mateo también aprendió sobre las diferentes formas de los números.
El número 4 era un cuadrado, el número 5 era una estrella y el número 6 era un hexágono.
Mateo se divirtió mucho en el País Mágico de los Números.
Aprendió sobre los números, hizo nuevos amigos y tuvo una gran aventura.
Cuando llegó el momento de irse, Mateo estaba triste por dejar el País Mágico de los Números.
Pero sabía que nunca olvidaría las historias de los números y las lecciones que había aprendido.