La Gran Aventura de los Personas



Era un día soleado en la ciudad de Buenos Aires, y la familia Personas se había reunido en casa de la abuela Cristina para celebrar el cumpleaños de Lautaro. En la mesa grande había pastel, empanadas y muchos globos de colores. Todos estaban contentos y listos para celebrar la ocasión.

"¡Feliz cumpleaños, Lautaro!" - gritaron todos al unísono, mientras el chico soplaba las velitas sobre el pastel.

"Gracias, pero hoy también quiero hacer algo especial. Una aventura. ¿Qué les parece?" - dijo Lautaro con un brillo en los ojos.

"¡Súper idea!" - exclamó Celina. "Podemos explorar el parque cerca de casa. Hay un mapa del tesoro que encontramos el otro día."

"¡Sí!" - apoyó Delfina. "Podemos buscar el tesoro juntos."

"Nos llevará un rato, ¿están listos?" - preguntó Ayudante Eber, siempre listo para ayudar a los más pequeños.

Después de comer, la familia decidió dividirse en grupos para hacer más emocionante la búsqueda. Nadie podía esperar. Adrián y Natalia se quedaron con la abuela Cristina, mientras que el resto se lanzó al parque.

Mientras caminaban, encontraron el primer indicio del mapa. Estaba escondido entre unos arbustos, donde un pequeño pajarito anidaba.

"Miren lo que encontré!" - gritó Eber, sosteniendo el papel. "El primer paso dice: ‘Bajo el árbol más grande, donde las ardillas juegan’.”

Todos comenzaron a reírse y siguieron corriendo hacia el gran roble del parque.

Al llegar, se dieron cuenta de que había un problema. Una ardilla había tomado el mensaje y lo llevaba en la boca.

"¡Ese es nuestro mensaje! ¡Espera, más pequeña!" - lloró Brisa con entusiasmo.

Pero la ardillita siguió saltando de rama en rama, creando una divertida carrera.

"¡Vamos, chicos! ¡A perseguirla!" - propuso Eric, mientras corría.

Finalmente, la ardilla dejó caer el papel a sus pies, provocando un gran aplauso entre todos.

"Muy bien, ardillita!" - aplaudió Yaninina. "Ahora, el próximo indicio..."

De repente, un pequeño viento sopló bajo el árbol, y el indico voló lejos, aterrizando justo en el tejado de un viejo cobertizo.

"¡No puede ser!" - exclamó Delfina, sorprendida. "¿Cómo vamos a alcanzarlo?"

"No tengo idea, pero... ¡Miren!" - indicó Lautaro, mientras señalaba a su tío Marito, que estaba en el parque. "Tío, ¿puedes ayudarnos?"

"Claro, chicos. Escalemos esa subida y desde allí podremos alcanzarlo" - dijo el tío Marito, con su sabia risa.

Así que todos juntos subieron, haciendo una cadena humana para sostenerse. Mientras escalan, Marito compartió historias de aventuras pasadas.

"Recuerden, mientras suben, siempre hay que cuidarse y apoyarse. ¡Eso es lo que hace a una familia fuerte!" - les dijo.

Finalmente lograron alcanzar el techo y, con la ayuda de Eber, tomaron el mensaje. Estaba apretado entre los ladrillos, el viento había hecho su trabajo, pero el tesoro estaba cerca.

"El último indico dice: ‘Bajo el puente de agua que lleva al lago’" - leyó Adenito.

Decidieron hacer una pausa y pensar en la mejor forma de ir hacia el lago.

"¿Alguien tiene una idea de cómo llegar?" - preguntó Natali.

"Podemos ir por el camino de piedras, es más corto" - respondió Brisa, mientras todos asentían con la cabeza.

Al llegar al puente, se encontraron con una bonita sorpresa. Bajo el puente había una pequeña fogata y un grupo de niños estaba dando una fiesta.

"¡Wow! ¡Miren eso!" - aclamó Agustín. "¿Se unen a nosotros?"

"¡Por supuesto!" - contestó Diana. "¿Tienen galletitas?"

Así, en medio de risas y canciones, hicieron amigos nuevos. Y en un espíritu de amistad y buena vibra, aprendieron sobre compartir y disfrutar de la naturaleza.

"A veces el tesoro no está en el lugar donde lo buscamos" - reflexionó Eva. "A veces, está en las experiencias y las personas que conocemos en el camino."

Al final del día, la familia Personas regresó a casa, llenos de recuerdos y con un gran tesoro de amistad. El cumpleaños de Lautaro se convirtió en una aventura inolvidable, donde cada uno había puesto su talento y esfuerzo para ayudar a los demás y divertirse al mismo tiempo.

"Lo mejor de todo fue que lo hicimos juntos" - concluyó abuela Cristina al irse a dormir;

Y con una sonrisa, todos se fueron a descansar, sabiendo que la próxima aventura estaba ya en el horizonte.

FIN.

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