La Gran Aventura de los Pollitos Perdidos



Era una mañana soleada en la granja de Don Manuel. El gallo Ramón se levantó de su nido, estiró sus alas y cantó con todas sus fuerzas.

"¡Kikirikiiii! ¡Qué día tan hermoso!"

La gallina Clara salió también de su casita, pero algo parecía estar mal:

"Ramón, ¡mis pollitos! No los encuentro por ningún lado. ¿Dónde estarán?"

"No te preocupes, Clara. Vamos a buscarlos. Los encontraremos juntos."

Inmediatamente, el gallo y la gallina se dirigieron al establo para pedir ayuda a sus amigos. Al llegar, se encontraron con la vaca Lía, que estaba rumiando tranquilamente.

"Lía, ¿has visto a nuestros pollitos?"

"No, pero puedo ayudarles a buscarlos. ¿A dónde más podríamos mirar?"

A Clara se le iluminó la mente:

"¡Podríamos preguntar a los patitos! Ellos siempre nadan en el estanque; tal vez los vieron al lado del agua."

Así que todos se dirigieron al estanque, donde los patitos estaban chapoteando. Al verlos, Clara gritó:

"¡Oigan, amigos! ¿Han visto a mis pollitos?"

"No, pero nosotros escuchamos un ruido raro en los arbustos cerca del estanque. Podrían haber ido por ahí", dijo el pato Pepe.

Decididos a seguir esa pista, todos juntos se acercaron a los arbustos. Al llegar, el caballo Max los esperó, cebando un pasto fresco.

"¿Qué busquen?"

"Los pollitos de Clara están perdidos. ¡Vamos a buscarlos!"

"Yo puedo correr rápido. Si se me escapan, podré alcanzarlos fácil", dijo Max, emocionado.

Juntos, decidieron explorar el campo más allá de los arbustos. Mientras caminaban, escucharon un pequeño chirrido:

"¡Ese sonido! Debe ser uno de los pollitos", exclamó Lía emocionada.

Siguiendo el sonido, llegaron a un pequeño claro donde encontraron a cinco de los pollitos, no muy lejos, pelean entre sí por un bocadillo de maíz.

"¡Pollitos!" gritó Clara.

Los pollitos, al escucharlos, corrieron hacia su madre. Clara los abrazó emocionada.

"¿Dónde estaban, traviesos?"

"¡Explorando! Nunca habíamos visto un rincón así", dijeron los pollitos.

"Pero ahora necesitamos encontrar a los otros cinco!" dijo Ramón con preocupación.

De repente, una ruidosa mariposa pasó volando, llamando la atención de todos.

"¿Vieron a otros pollitos por aquí?" preguntó Max a la mariposa.

"Sí, vi a un grupito jugando con un gato que vive en la granja de al lado. Ellos se fueron corriendo tras de mí", respondió la mariposa.

"¡Vayamos a buscar a esos pollitos!", ordenó Ramón.

La granja de al lado estaba más allá del campo, pero todos se unieron y corrieron hacia allí. Al llegar, vieron al gato Felix tomando el sol.

"Felix, ¿has visto a cinco pollitos?" preguntó Lía.

"Sí, los vi correr hacia el árbol frutal. Se estaban divirtiendo mucho. Si quieren, los puedo ayudar a buscar", dijo Felix con una sonrisita traviesa.

La pandilla siguió a Felix y, efectivamente, allí estaban los otros cinco pollitos, jugando entre las ramas.

"¡Pollitos!", gritaron todos con alegría.

"¡Llegaron!", contestaron los pollitos.

Clara, al ver a sus diez pollitos finalmente reunidos, exclamó:

"¡Ya están todos, gracias a todos ustedes!"

"Este fue un gran trabajo en equipo", dijo Ramón.

"¡Sí! Juntos podemos lograrlo todo", agregó Lía.

Contentos, todos regresaron a la granja. Esa noche, mientras la luna iluminaba el cielo, los pollitos se acomodaron cerca de su madre, y Clara les contó una historia sobre lo importante que es ayudarse entre amigos.

Y así, en la granja de Don Manuel, se aprendió que nunca hay que perder la esperanza, que juntos se pueden encontrar soluciones, y que hacer amigos es parte de las más bellas aventuras de la vida.

FIN.

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