La Gran Aventura de los Útiles Escolares
En un pequeño colegio llamado "El Jardín de los Saberes", dos mejores amigos, Lucas y Sofía, eran conocidos por su alegría y sus increíbles ideas. Pero había algo que les preocupaba: sus compañeros no cuidaban sus útiles escolares y la sala de clases siempre estaba desordenada.
Un día, mientras soplaban las velas de un cumpleaños en la escuela, la maestra Lila les propuso un desafío: "¡Vamos a hacer de nuestra clase el lugar más ordenado y divertido de todo el colegio!"
"¿Cómo?" preguntó Sofía, con la curiosidad iluminando su rostro.
"Vamos a crear un juego especial que haga que todos colaboren," respondió Lucas.
Así nació el "Reto de los Útiles Mágicos". La idea era muy sencilla: cada semana, el grupo que cuidara mejor sus útiles y mantuviera el orden en la clase, ganaría el título de "Guardianes de los Útiles" y un pequeño premio. "¡Genial!", exclamó Sofía.
Los dos amigos empezaron a diseñar carteles coloridos y animaciones. En su primer día, Lucas se conmovió al ver que muchos de sus compañeros llegaron con útiles de diferentes tamaños y colores.
"¡Qué geniales son esos lápices, Mateo!" le dijo.
"Gracias, si no se me olvidaran en casa, los podría cuidar mejor!", contestó Mateo.
A la tarde, la maestra les mostró una sorpresa:
"¡Hoy les presentaré a Platón!"
Ella mostró una pequeña caja con un rostro dibujado que tenía ojos alegres.
"¿Qué tiene que ver?", preguntó Lucas.
"Platón se encargará de vigilar que cuidemos nuestras cosas, pero necesita su propio espacio", explicó la maestra.
Así, la caja de Platón se convirtió en un símbolo. La primera semana, sin embargo, fue complicada; al final, solo dos grupos cuidaron sus útiles.
"No podemos rendirnos", dijo Sofía.
"Ya sé, hagamos una competencia con premios especiales!", sugirió Lucas.
La segunda semana prometió ser mejor. Hablaron con todos y se prepararon para la gran competencia. Finalmente, todo ganas e ilusión, comenzaron a ordenar todo: cada lápiz en su lugar, las carpetas alineadas y cada hoja en su diván.
El último día de la semana, la clase estaba más brillante que nunca:
"¡Miren cómo brilla todo!", dijo Sofía mientras destacaban los cuidados.
"¡Primera ronda ganada!", gritó Lucas.
La maestra, impresionada, les entregó el título de "Guardianes de los Útiles" y pequeños premios. Todos aplaudieron y sonrieron contentos.
Pero entonces, una nube comenzó a aparecer en el aula. Coloridas hojas comenzaron a llover sobre ellos y todos se asustaron.
"¿Qué es eso?", preguntó Mateo.
"¡Es un hechizo de desorden!", gritó Sofía.
Y así, la situación se volvió más emocionante. Platón había cobrado vida y pedía ayuda para despejar la sala con los útiles mágicos.
"¡Así no puedo trabajar!", decía luego.
Entonces, trabajan en equipo juntos para organizar todo antes de que los residuos se apoderaran de su aula.
"¡Vamos, Guardianes!", gritó Lucas.
Cada uno utilizó sus habilidades: Sofía impulsaba la velocidad de Gutenberg, mientras que Mateo lanzaba a la papelera toda la basura. Fue un caos, pero también algo divertido.
Tras el gran esfuerzo, lograron poner todo en orden justo a tiempo. El aula lucía mejor que antes.
"¡Lo hicimos!", gritaron todos en voz alta.
"Gracias, Platón", dijo Sofía.
Platón volvió a su caja. Ya no sería solo un símbolo; se convertiría en un héroe del aula que vivía dentro de cada uno de ellos.
Desde ese día, todos en "El Jardín de los Saberes" cuidaron sus útiles como nunca antes, y el aula fue un lugar donde se aprendía mejor.
"Lo mejor de todo es que cada uno de nosotros es un verdadero guardián", dijo Sofía.
"Sí, somos héroes y héroes cuidan sus materiales", respondió Lucas sonriendo.
Y así, la clase siempre estaba ordenada, llena de magia y con los útiles relucientes, porque juntos aprender era una verdadera aventura.
FIN.