La Gran Aventura de Majo y sus Amigos
Era un hermoso sábado de verano en un pequeño pueblo argentino. Majo, una niña llena de energía y curiosidad, había invitado a sus amigos a una excursión a la montaña. Los planes estaban listos: carne asada, juegos y una fogata para contar historias bajo las estrellas.
"No olviden traer sus mochilas, chicos!", gritó Majo emocionada.
Los amigos de Majo, Lucas, Sofía y Benja, llegaron a la casa de Majo con sus mochilas cargadas de provisiones.
"Yo traje la carne para asar!", dijo Benja, mientras sacaba un paquete bien envuelto de su mochila.
"Genial! Yo traigo los panes y la salsa!", añadió Sofía.
"No se olviden de los marshmallows para la fogata!", recordó Lucas, mientras buscaba en su mochila.
Así, los amigos se dirigieron a la montaña. Durante el camino, Majo les mostró un mapa que había dibujado.
"Primero, caminaremos hasta el lago. Luego buscaremos el lugar perfecto para la fogata!", explicó Majo.
Mientras caminaban, los amigos encontraron flores de colores, pájaros cantando y hasta una ardilla traviesa que les hizo reír.
"Miren esa ardilla! ¿Creen que se atreverá a acercarse?", preguntó Lucas.
"Tal vez si le llevamos nueces!", dijo Sofía, sacando algunas de su mochila. Y así fue como la ardilla se acercó, llenando de alegría a los niños.
Cuando llegaron al lago, ¡vaya sorpresa! El agua brillaba bajo el sol y Majo dijo:
"Vamos a hacer un pequeño picnic antes de buscar el lugar para la fogata!".
Así, se sentaron en la orilla y comenzaron a disfrutar de la comida. Entre risas y cuentos, el tiempo voló. Pero cuando terminaron, se dieron cuenta que ya había comenzado a atardecer.
"¡Debemos apurarnos a encontrar el lugar para la fogata!", exclamó Benja, que parecía ansioso de asar la carne.
Los amigos siguieron el mapa de Majo, pero algo inesperado sucedió. Un rayo atravesó el cielo y comenzó a llover.
"¡Ay no!", gritó Sofía.
"¿Qué vamos a hacer ahora?", se preocupó Lucas.
Majo pensó rápido.
- “No se preocupen, podemos refugiarnos en ese árbol grande. Ahí podemos esperar a que pase la lluvia!".
Corrían entre risas y chapoteando en los charcos hasta llegar al gran árbol. Una vez allí, esperaron a que la lluvia aflojara.
"Este árbol es increíble, parece que ha estado aquí para siempre", comentó Benja.
Majo, que siempre tenía una historia lista, comenzó a narrarles cómo los árboles son importantes para el planeta y cómo pueden ser los hogares de muchos animales.
"¡Los árboles nos dan sombra y aire puro!", dijo Majo convencida.
Después de un rato, la lluvia cesó, y el sol volvió a brillar. Los amigos decidieron que era el momento perfecto para buscar un lugar para la fogata.
Caminaron un poco más y encontraron un claro rodeado de piedras perfectas.
"¡Este es el lugar ideal!", exclamó Sofía.
Con entusiasmo, los chicos comenzaron a preparar la fogata. Majo les enseñó cómo hacerla de manera segura, usando ramas secas y piedras.
"Siempre hay que tener cuidado, y nunca dejar la fogata sola", les recordó Majo. Entonces, al encender la fogata, todos aplaudieron.
La noche se llenó de risas, cuentos y el delicioso aroma de la carne asada. Majo, feliz, miraba a sus amigos.
"¡Esto es lo mejor! ¡Gracias por venir, chicos!", les dijo con una gran sonrisa.
Después, mientras asaban los marshmallows, comenzaron a contar historias de aventuras. Cada uno compartió su propio cuento, llenando la noche de magia.
- “Y luego, el héroe voló sobre el castillo y salvó a la princesa”, dijo Lucas.
Todo terminó con estrellas brillando en el cielo, y Majo se sintió afortunada de tener amigos maravillosos. Cuando el fuego se apagó, prometieron hacer más excursiones juntos en el futuro.
"Siempre recordaremos esta aventura", concluyó Majo mientras todos asentían emocionados.
Así, Majo y sus amigos aprendieron que la amistad es como una fogata, debe cuidarse para brillar siempre. Con el corazón lleno de alegría, regresaron a casa, soñando con la próxima gran aventura.
FIN.