La Gran Aventura de Olga la Hormiga Olgasana
Había una vez, en un bosque mágico, una hormiga llamada Olga. Olga no era una hormiga común y corriente, ¡no! Era una hormiga olgasana, conocida por su curiosidad y su gran corazón. Mientras que las demás hormigas estaban ocupadas recolectando comida, Olga soñaba con explorar el mundo más allá de su hormiguero.
Un día, mientras miraba hacia el horizonte, vio un brillo extraño en el cielo. Su corazón se llenó de emoción y pensó: "¿Qué será eso? ¡Debo descubrirlo!"
Así que, sin pensarlo dos veces, se despachó hacia la dirección del resplandor. En el camino, se encontró con un grupo de hormigas que trabajaban arduamente.
"Hola, Olga. ¿A dónde vas tan apresurada?" le preguntó una hormiga llamada Marta.
"Voy a descubrir qué es ese brillo en el cielo!" respondió Olga con entusiasmo.
"¡Pero no es seguro!" dijeron las demás.
"No puedo quedarme aquí. ¡La curiosidad me llama!" replicó Olga.
A pesar de las advertencias, Olga siguió su camino. A medida que avanzaba, conoció a diferentes animales del bosque. Primero encontró a un sapo.
"¡Hola, pequeño! ¿Sabes qué brilla allí arriba?" preguntó Olga.
"Eso es un faro, me parece. Indica la dirección a los barcos, pero está muy lejos de aquí." contestó el sapo.
Olga siguió adelante y, después de un largo rato, se encontró con una mariposa.
"Eres muy valiente, hormiguita. No todos se animan a desafiar lo desconocido. Pero, ¿qué harás al llegar?" preguntó curiosa.
"No lo sé, pero quiero aprender y ver cosas nuevas!" respondió Olga, sintiéndose más decidida.
Finalmente, llegó a un claro donde, contra todo pronóstico, encontró un hermoso lago iluminado por el sol. El brillo que había visto no era solo un faro, era un reflejo del agua.
"¡Es hermoso!" exclamó Olga emocionada, saltando alegremente.
Mientras exploraba la orilla, escuchó un lamento. Se acercó y descubrió a un pequeño pez que había quedado atrapado en una charca.
"¿Qué te pasó?" le preguntó.
"No sé cómo volver al lago. Me perdí en las piedras y no puedo salir de aquí."
Olga, recordando sus lecciones sobre la importancia de ayudar a los demás, decidió hacer algo.
"No te preocupes, ¡te ayudaré!" dijo Olga, buscando una pequeña ramita. Con mucho esfuerzo, comenzó a empujar la ramita hacia el agua para ayudar al pez a salir.
Con perseverancia y trabajo en equipo, el pez logró volver al lago.
"¡Gracias, Olga! ¡Eres muy valiente y generosa!" dijo el pez con gratitud antes de zambullirse en el agua.
Olga sonrió. Su corazón se llenó de alegría, no solo por descubrir algo nuevo, sino por haber ayudado a alguien en el camino. Así, decidió que su aventura no solo sería sobre explorar, sino también sobre hacer amigos y ayudar a quienes lo necesitaban.
De regreso al hormiguero, Olga fue recibida con alegría.
"¡Olga, volviste! ¿Dónde estuviste?" la saludaron sus amigas.
"Fui a un lugar increíble y ayudé a un pez a escapar. ¡El mundo es maravilloso!" les contó.
Las demás hormigas, sorprendidas, entendieron que a veces vale la pena salir un poco de la rutina para vivir nuevas experiencias. Desde ese día, Olga no solo fue conocida como la hormiga olgasana, sino también como la aventurera que llevó luz y amistad a su hogar. Y todos aprendieron que la curiosidad, combinada con la amabilidad, puede llevar a grandes aventuras.
Y así, en el bosque mágico, Olga continuó explorando, haciendo amigos y ayudando a todos, convirtiéndose en una heroína en su pequeña comunidad.
Fin.
FIN.