La Gran Aventura de Pedro y Joaquina en la Granja



En una hermosa granja situada en la ladera de una colina, vivían dos amigos inseparables: Pedro y Joaquina. La granja era un lugar mágico, lleno de animales simpáticos y divertidos. Así era su vida cada día, pero un día especial les espera una aventura inesperada.

Cada mañana, Pedro y Joaquina se despertaban al canto de Gonzalo, el gallo, que siempre decía lo mismo:

"¡Despierten, despierten! ¡Es hora de empezar el día!"

¡Gonzalo tenía una manera muy especial de despertarlos, con un ritmo que hacía que todos en la granja se alegraran!

Entre los animales, también estaban la vaca Melodía, que siempre bleaba como si estuviera cantando, y la cerdita Rosita, que adoraba revolcarse en el barro.

Un día, mientras Pedro y Joaquina estaban alimentando a los animales, notaron algo extraño. La oveja Trico, que siempre era la más traviesa, había desaparecido.

"¡Ay, no! ¡¿Dónde se habrá metido Trico? !" se preocupó Joaquina.

"No lo sé, pero debemos encontrarla. Vamos a buscarla juntos," contestó Pedro, decidido.

Comenzaron a recorrer todos los rincones de la granja. Primero, fueron a la montaña que estaba atrás. Allí encontraron a Lucho, el perro, que estaba muy concentrado.

"Lucho, ¿has visto a Trico?" preguntó Joaquina.

"No, pero vi que un grupo de mariposas volaban hacia el bosque, tal vez ella las siguió. ¡Vamos, puede ser allí!" respondió Lucho, moviendo la cola.

Sin perder el tiempo, los tres se dirigieron al bosque. Era un lugar lleno de árboles altos y flores de colores brillantes. De repente, escucharon un ruido extrañísimo.

"¿Qué fue eso?" preguntó Pedro, asustado.

"Suenan como risas. Sigamos ese ruido," sugirió Joaquina.

Al avanzar, llegaron a un claro donde un grupo de animales estaba rodeando algo. ¡Era Trico! Ella estaba en medio de un grupo de mariposas, haciendo piruetas. Se la veía feliz, pero también un poco confundida.

"¡Trico! ¡Te estábamos buscando!" exclamó Pedro aliviado.

"¿Por qué se asustaron? Solo estaba jugando," dijo Trico, mientras se sacudía las flores de su lana.

"Pero no podemos salir de la granja sin avisar. Es peligroso!" reclamó Joaquina.

"Sí, lo sé. Pero ellas son tan amistosas. Nunca las había visto," respondió Trico con una sonrisa.

Decidieron llevar a Trico de vuelta y aprender sobre las mariposas. Así que hicieron una reunión con todos los animales de la granja. Al explicarles lo que había pasado, Melodía tuvo una idea:

"¡Hagamos una fiesta en la granja para celebrar que Trico volvió! Así podemos invitar a las mariposas!" sugerió.

"¡Sí, eso me gustaría!" dijo Rosita, saltando de alegría.

Con gran entusiasmo, Pedro y Joaquina comenzaron a organizar la fiesta. Decoraron el corral con flores y guirnaldas hechas de papel. Al caer la tarde, todos los animales invitaron a sus amigos. Con el murmullo del viento y un cielo lleno de estrellas, la fiesta comenzó.

Cuando todo estuvo listo, se escuchó un tintineo de alas. ¡Las mariposas comenzaron a llegar! Pedro y Joaquina, asombrados, observaban cómo se unían a la fiesta.

"¡Bienvenidas, mariposas!" gritaron todos los animales juntos.

La música de Melodía llenó el aire y todos bailaron bajo las estrellas. Trico, feliz, bailaba con las mariposas, mientras Lucho correteaba alrededor de todos, ladrando de emoción.

Al final de la noche, mientras se reunían para compartir lo que habían aprendido, Joaquina dijo:

"Hoy nos dimos cuenta de que es importante cuidar a los amigos y hacer que siempre se sientan bienvenidos, ya sea en la granja o en cualquier lugar."

"Sí, y siempre juntos, podemos vivir grandes aventuras," añadió Pedro, sonriendo.

Desde ese día, Trico no volvió a salir sola y todos los animales se volvieron más amigos. Celebraron juntos muchas más fiestas, pero esta fue la primera de muchas aventuras llenas de risas y juegos, recordando siempre que cuidar y querer a los amigos es lo más importante en la vida.

FIN.

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