La Gran Aventura de Polly y el Círculo Mágico



Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Colibrí, donde vivía una curiosa niña llamada Polly. A Polly le encantaba explorar la naturaleza y, sobre todo, inventar historias emocionantes. Un día, mientras caminaba por el bosque, se topó con un misterioso círculo de flores brillantes que nunca había visto antes.

- ¡Mirá esto! -exclamó Polly, maravillada.

En el centro del círculo había un pequeño hada llamada Lila, con alas de colores vibrantes que danzaban en el aire.

- ¡Hola! ¿Quién sos? -preguntó Polly, sin poder esconder su sorpresa.

- Soy Lila, el hada de los deseos. Este es un lugar mágico. Si entras en el círculo, podrás vivir una aventura increíble. -dijo Lila, con una sonrisa brillante.

Polly, llena de emoción, no dudó en cruzar el círculo de flores. De repente, todo a su alrededor cambió. Aparecieron criaturas fantásticas por doquier: unicornios, dragones amistosos y un grupo de conejitos que llevaban gafas.

- ¡Estás en el Reino de la Imaginación! -anunció Lila, mientras guiaba a Polly por un camino de caramelos.

- ¡Esto es increíble! ¿Puedo quedarme aquí para siempre? -preguntó Polly, sintiendo una felicidad desbordante.

- Puedes quedarte todo el tiempo que desees, pero recuerda que también es importante regresar a casa. -respondió Lila, con un toque de seriedad en su voz.

Polly comenzó a explorar el reino y rápidamente hizo amigos. Conoció a Bubu, un oso gigante que adoraba bailar.

- ¡Polly, ven a bailar conmigo! -invitó Bubu, moviendo sus patas con ritmo.

Polly se unió a la danza y juntos giraron hasta que se cansaron de tanto reír. Luego, decidió visitar a Lina, la sabia tortuga, famosa por contar historias increíbles.

- Hola, Polly. ¿Qué te trae a nuestro reino? -preguntó Lina, mientras se acomodaba en su caparazón.

- Quiero vivir una aventura emocionante. ¡El mundo es tan grande y lleno de maravillas! -le explicó Polly con entusiasmo.

- Recuerda que la imaginación no tiene límites, pero cada aventura también tiene sus desafíos. -aconsejó Lina. -Siempre es bueno estar preparada.

Polly asintió. Mientras exploraba, se topó con un espantapájaros llamado Tato, quien parecía triste.

- ¿Por qué lucís tan apagado? -le preguntó Polly.

- No tengo amigos. Los pájaros me ven como un espantapájaros y no pueden ver mi verdadero yo. -lamentó Tato.

Polly, con su corazón lleno de bondad, decidió ayudarlo.

- ¡Voy a hacer que los pájaros te conozcan! -aseguró Polly.

Planificaron una fiesta sorpresa en el claro del bosque, donde Polly invitó a todos los animales. Bubu trajo música y Lina contó historias, mientras Polly se encargaba de las decoraciones.

Cuando la fiesta comenzó, Tato se sintió nervioso, pero Polly le dio ánimo.

- No te preocupes, solo sé tú mismo. -le dijo.

Los pájaros llegaron y, al principio, estaban asustados por el espantapájaros, pero Polly habló con ellos.

- No tengan miedo, él solo quiere hacer amigos. -dijo Polly, con voz amable.

Poco a poco, los pájaros comenzaron a acercarse y a conocer a Tato. Para sorpresa de todos, se dieron cuenta de que era un espantapájaros muy divertido y amigable.

- ¡Yay! ¡Tato, sos genial! -dijo uno de los pájaros al ver cómo Tato contaba chistes.

A medida que la fiesta avanzaba, Tato se llenó de alegría. Al final de la noche, todos los animales se despidieron de él como un nuevo amigo en el reino.

- ¡Gracias, Polly! No sé qué habría hecho sin tu ayuda. -dijo Tato, emocionado.

- Solo hice lo que cualquier amigo haría. -respondió Polly, sonriendo.

Pero pronto volvió a escuchar la voz de Lila.

- Polly, ha llegado el momento de regresar. Este mundo necesita tu imaginación también.

- Pero, Lila, quiero quedarme un poco más... -se lamentó Polly.

- La verdadera magia está en compartir. Donde estés, siempre podrás crear aventuras en tu corazón. -dijo Lila, sonriendo.

Polly, aunque un poco triste, supo que estaba lista para volver a casa.

Ya de regreso en el bosque, se despidió de sus nuevos amigos.

- ¡Nos volveremos a ver! -gritó Polly con la mano en alto.

- ¡Siempre serás bienvenida! -respondieron todos.

Al llegar a casa, Polly se sintió diferente. Sabía que las aventuras no solo estaban en los cuentos, sino que también sucedían en su propio corazón y mente. Decidió que cada día sería una nueva oportunidad para crear historias, ayudar a otros y vivir aventuras variadas.

Y así, Polly aprendió que la verdadera magia reside en la amistad y en compartir momentos, que no importa dónde estés, siempre habrá algo nuevo por descubrir y aprender.

Desde entonces, Polly nunca dejó de explorar, ya sea en su jardín o en el vasto mundo de su imaginación. Y cada vez que necesitaba inspiración, solo debía cerrar los ojos y recordar el mágico círculo de flores en el Reino de la Imaginación.

FIN.

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