La Gran Aventura de Rocco
Rocco era un pequeño dogo argentino, lleno de energía y curiosidad. Un soleado día de primavera, mientras sus dueños, Ana y Mateo, estaban en la cocina preparando el almuerzo, la puerta del patio se quedó entreabierta. Rocco, siempre listo para una nueva aventura, vio la oportunidad y salió corriendo.
Mientras corría, el viento acariciaba su pelaje. "¡Libertad!"- pensó Rocco. Se adentró en el parque cercano, donde había tanto que explorar. Olía flores, perseguía mariposas y hacía amigos.
En su camino, se encontró con una perra de gran tamaño llamada Bella. "¡Hola! ¿Te gustaría jugar?"- preguntó Rocco emocionado. "Claro, pero primero debemos encontrar un lugar seguro. He visto a algunos humanos buscar perritos como tú por aquí"- respondió Bella con preocupación.
Intrigado, Rocco se unió a Bella y comenzaron a correr juntos. Pero pronto se dieron cuenta de que no sabían cómo volver a casa. "¡Oh, no! Ahora estamos perdidos"- dijo Rocco. Ambos se sentaron en una banca del parque, y Bella le explicó: "Cuando te pierdes, lo mejor es encontrar algo familiar que te ayude a orientarte. ¿Recuerdas el camino que tomaste para salir de casa?"-
Rocco recordó cómo había cruzado un pequeño puente y luego la fuente del parque. "¡Sí! Sigamos esa dirección"- dijo Rocco, entusiasmado.
Mientras caminaban, comenzaron a hacer nuevos amigos. Conocieron a un gato juguetón llamado Gato y a un inteligente loro llamado Pablo. "¿A dónde van?"- preguntó el loro. "Estamos tratando de encontrar el camino de vuelta a casa"- respondió Bella. "Yo puedo ayudarles, conozco este parque como la palma de mi pata"- dijo el loro.
El grupo se unió, y juntos continuaron su búsqueda. Pero de repente, escucharon un ruido extraño. Rocco se asustó. "¿Qué fue eso?"- preguntó temeroso. "Es solo un grupo de niños jugando"- explicó Gato. "¡Vamos! Tal vez puedan ayudarnos"- sugirió Bella.
Cuando llegaron al lugar, los niños estaban lanzando un frisbee. "¡Hola, chicos!"- saludó Rocco. "¿Nos podrían ayudar a volver a casa?"- pidió Bella. "¡Claro que sí! Solo necesitamos encontrar a sus dueños"- dijo uno de los niños, emocionado.
Los niños se pusieron a buscar a Ana y Mateo. Después de un rato de jugar y correr, uno de los niños dijo: "¡Miren! Ahí están, buscan a Rocco"-. Rocco sintió un alivio inmenso y comenzó a correr hacia ellos.
Cuando llegó, Ana y Mateo se arrodillaron y lo abrazaron. "¡Rocco! Te extrañamos tanto"- exclamó Ana con lágrimas de felicidad. Rocco movía la cola como loco, feliz de ver a sus dueños nuevamente.
"Gracias por ayudarme a volver a casa"- dijo Rocco a sus nuevos amigos. El loro, el perro y el gato sonrieron. "Siempre hay un camino de regreso, solo hay que recordar mantener la calma y buscar la ayuda de los amigos"- dijo Pablo, el loro.
Rocco volvió a casa, donde le prometieron que tendrían más cuidado la próxima vez. Aprendió que la curiosidad tiene sus límites, y que siempre es mejor explorar con un plan. Esa noche, mientras soñaba con sus aventuras, supo que siempre podría contar con sus amigos, nuevos y viejos, y que, aunque a veces uno se pierda, siempre hay un camino de regreso a casa.
Desde ese día, Ana y Mateo pusieron una nueva cerradura a la puerta del patio y Rocco se convirtió en un experto en la importancia de la seguridad. Siempre disfrutaba de sus paseos, pero nunca olvida que el hogar es donde está el corazón, y en su corazón siempre había un lugar para la aventura.
FIN.