La Gran Aventura de Sofía en la Oscuridad
Sofía era una niña valiente de siete años que vivía en una casa con un hermoso jardín lleno de flores de colores. Sin embargo, había algo que Sofía temía más que nada en el mundo: la oscuridad. Cada vez que caía la noche, ella se acurrucaba en su cama y rogaba que su mamá no apagara la luz.
Una noche, su mamá le dijo: "Sofía, es hora de dormir. Vamos a apagar la luz, ¡es muy tarde!"- Sofía, con la voz temblando, contestó: "¡Pero mamá! ¡Los monstruos del closet van a salir y me van a asustar!"-
Su mamá le sonrió y le dijo: "No te preocupes, cariño. Los monstruos no son reales. Y si alguna vez llegaran a aparecer, tú tienes dentro de ti la fuerza para enfrentarlos."-
Sofía no estaba convencida, pero a su mamá le gustaba contar historias de aventuras y valor, así que esa noche decidió que tal vez podría hacer lo mismo.
Con la luz apagada, sus ojos se adaptaron a la oscuridad y comenzó a imaginar que estaba en un mundo mágico, lleno de criaturas fantásticas. De repente, oyó un ruido crujiente que provenía del closet. "¡Ay, no!"- pensó, "¡Es un monstruo!"- Sofía recordó lo que le había dicho su mamá y decidió ser valiente.
Se levantó de la cama, temblando de miedo, y se acercó lentamente al closet. Sofía tomó aire y abrió la puerta. Para su sorpresa, no había ningún monstruo, sino que encontró a su peluche favorito, un oso llamado Osito, que había caído. "¡Osito!"- exclamó, aliviada y contenta de no encontrar un monstruo.
Esa noche, Sofía hizo un descubrimiento maravilloso: la oscuridad no era tan aterradora como ella pensaba. Comenzó a contarle historias a Osito sobre aventuras de valientes guerreros y criaturas amistosas que vivían en el bosque oscuro.
Poco a poco, cada noche que pasaba sin luz se volvía más emocionante. En lugar de temer a la oscuridad, comenzó a verla como una invitación a la aventura y la imaginación. Sofía creó un nuevo juego: cada vez que se apagaba la luz, ella se convertía en una exploradora enfrentando desafíos en un mundo desconocido.
Una noche, mientras narraba sus nuevas aventuras bajo las sábanas, escuchó un sutil susurro: "¿Sofía?"- Era la voz de un pequeño dragón de papel que había volado hasta su ventana. "¡Hola! No tengas miedo. Soy el Dragón del Valor. He venido a ayudarte a enfrentar tus miedos"-.
Sofía estaba asombrada, y sin una pizca de temor respondió: "¡Hola! Soy Sofía, la valiente exploradora. ¿Cómo puedes ayudarme?"-
"Juntos, podemos ir a un lugar en el mundo de la oscuridad donde nunca hay miedo. ¿Qué dices?"- preguntó el Dragón emocionado.
Sofía asintió con entusiasmo, y en un abrir y cerrar de ojos, se encontró volando sobre un hermoso paisaje con luces brillantes y colores deslumbrantes. "¡Mirá!"- exclamó el Dragón, "Aquí los monstruos son sólo amigos disfrazados que quieren jugar. ¡E incluso los dragones tienen miedo a la oscuridad, pero se enfrentan a sus miedos juntos!"-
Sofía sonrió. "¡Es cierto! No tengo que estar sola en esto. Mis amigos pueden ayudarme!"-.
Después de un largo vuelo de aventuras y risas, el Dragón dijo: "Es hora de volver, Sofía. Recuerda, no estás sola y la oscuridad es solo un lienzo para tus sueños. Siempre que te acuerdes de eso, nunca habrá monstruos de verdad. ¡Eres más valiente de lo que piensas!"-
Cuando Sofía despertó esa mañana, la luz del sol iluminaba su habitación. Se sentía diferente, más valiente y lista para enfrentar el día. Desde entonces, cada vez que la luz se apagaba, ya no temía, sino que se preparaba para una nueva aventura en su mente.
Con el tiempo, Sofía se convertía en una gran narradora de historias y siempre supo que dentro de la oscuridad se escondían regalos mágicos, solo esperando ser descubiertos. Así aprendió que todos tenemos miedos y que ser valiente es enfrentarlos con imaginación y apoyo de quienes amamos.
FIN.