La Gran Aventura de Sombras en el Bosque



Era una tarde soleada en el bosque encantado, un lugar donde la luz se filtraba a través de los árboles y los colores eran más vivos que en cualquier otro lugar. Allí vivían tres amigos inseparables: Luna, la luciérnaga; Guto, el tortugo; y Rina, la ardilla.

Un día, mientras jugaban, Luna dijo:

- ¡Chicos! ¡Hoy vamos a hacer sombras chinas!

Guto sonrió y dijo:

- ¡Sí! Pero, ¿cómo lo hacemos?

Rina, que siempre tenía una idea, contestó:

- Con nuestras manos y una linterna. ¡Vamos!

Los tres amigos fueron a buscar una linterna y se instalaron en un claro del bosque. Rina primero, con sus manitas, formó una sombra que parecía un perrito.

- ¡Miren, es un perrito! -gritó emocionada.

Luna, inspirada, intentó hacer un loro. Pero al mover sus manos, la sombra se vio un poco chueca y todos se rieron.

- ¡Ja, ja! ¡Ese loro parece un pulpo! -bromeó Guto.

- ¡No se burlen! -dijo Luna entre risas. - Voy a intentar de nuevo.

Mientras tanto, Guto se le ocurrió formar un tortugo, pero justo en ese momento se le resbaló la linterna y ¡plaf! , la luz se apagó.

- ¡Oh no! -exclamaron los amigos.

En medio de la penumbra, comenzaron a escuchar un sonido misterioso.

- ¿Qué es eso? -preguntó Luna con voz temblorosa.

- Quizás sea alguien que quiere jugar -dijo Rina, tratando de no asustarse. De repente, un pequeño búho apareció de entre los árboles, iluminado por la luna.

- ¡Hola, amigos! -dijo el búho con voz suave. - ¿Están buscando sombras?

- Sí, pero se apagó la luz y no sabemos cómo hacerlo -respondió Guto.

El búho pensó un momento y dijo:

- Puedo ayudarles, pero primero deberán seguirme.

Los amigos, intrigados, siguieron al búho hasta un claro donde había una antigua piedra que brillaba con la luz de la luna.

- Esta piedra tiene un poder especial. Si forman sombras aquí, el espectáculo será aún más mágico -explicó el búho.

Luna, Rina y Guto se miraron emocionados y empezaron a formar sus sombras. Esta vez, la tortuga, la ardilla y el loro estaban perfectamente hechas y resaltaban en el aire.

- ¡Miren mis alas! -dijo Luna, moviendo las manos de manera que parecían gigantes.

- ¡Yo soy un rayo de sol! -gritó Rina, formándose un gran círculo con los brazos.

Guto, inspirado por sus amigos, probó a hacer un dragón, y todos quedaron fascinados con su sombra, que parecía cobrar vida. El búho aplaudió contento y exclamó:

- ¡Qué maravilla! Cada sombra cuenta una historia, y la suya es muy especial.

- Pero no podríamos haberlo hecho sin su ayuda -dijo Rina, sonriendo.

El búho sonrió sabiendo que el trabajo en equipo siempre lleva a algo grandioso.

- Recuerden, amigos, que lo importante no son solo las sombras, sino lo que crean juntos. -dijo el búho antes de volar de regreso a su árbol.

Mientras regresaban a casa, los amigos se sentían felices y contentos.

- ¡Hoy aprendimos sobre las sombras y la amistad! -anunció Guto.

- Y que juntos podemos lograr cosas maravillosas -agregó Luna.

Desde aquel día, cada vez que se reunían, hacían sombras chinas, recordando la mágica noche en que el búho les enseñó a crear con sus manos. Y así, los tres amigos compartieron muchas aventuras más en el bosque, aprendiendo que la creatividad y la colaboración siempre iluminan los momentos más oscuros.

FIN.

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