La gran aventura de Tomi
Había una vez en un huerto hermoso, un tomate diferente a los demás. Se llamaba Tomi y desde chiquito soñaba con recorrer el mundo y vivir grandes aventuras.
Mientras sus amigos tomates preferían quedarse en la planta, Tomi siempre estaba ansioso por explorar más allá de los límites del huerto. Un día, mientras todos dormían plácidamente en la planta, Tomi decidió que era el momento de cumplir su sueño.
Con mucho esfuerzo logró desprenderse del tallo y rodó hasta caer al suelo. "¡Al fin comienza mi gran aventura!"- exclamó emocionado. Tomi rodó y rodó sin parar, descubriendo lugares maravillosos como praderas verdes, ríos cristalinos y bosques frondosos.
Pero pronto se dio cuenta de que el mundo exterior no era tan seguro como pensaba. En su camino se encontró con animales hambrientos que querían devorarlo y tormentas que amenazaban con aplastarlo. A pesar de los peligros, Tomi siguió adelante con valentía y determinación.
Conoció nuevos amigos como la Hormiguita Traviesa y el Pájaro Cantor, quienes lo ayudaron en su travesía dándole consejos sabios y enseñanzas importantes sobre la importancia de la amistad, la solidaridad y la perseverancia.
Pero la mayor lección que aprendió Tomi fue cuando llegó al Gran Monte Nevado, donde se enfrentaría a su desafío más grande: escalar la empinada cumbre para alcanzar su sueño de ver el mundo desde lo más alto.
El viento soplaba fuerte y las rocas resbaladizas ponían a prueba su fuerza y coraje. "No puedo rendirme ahora"- se repetía a sí mismo Tomi mientras escalaba con todas sus fuerzas.
A pesar del cansancio y el miedo, finalmente llegó a la cima del monte y contempló maravillado el paisaje infinito que se extendía ante él.
Desde lo alto del Monte Nevado, Tomi comprendió que las mayores aventuras no están solo en recorrer nuevos lugares, sino en superar nuestros propios límites y creer en nosotros mismos para alcanzar nuestras metas más anheladas. Con esta nueva sabiduría en su corazón, Tomi decidió regresar al huerto para compartir sus experiencias con sus amigos tomates e inspirarlos a soñar en grande.
Y así fue como el pequeño tomate aventurero se convirtió en una leyenda entre los vegetales, recordándoles a todos que nunca es tarde para emprender un viaje hacia lo desconocido si tenemos fe en nosotros mismos.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda ¡nunca dejes de soñar!
FIN.