La Gran Aventura del Agua



En un barrio donde el sol ardía,

los vecinos sin agua se organizaron,

con baldes y ganas de que todo cambiaría,

y un plan en sus manos bien apretaron.

- ¡Miren, chicos! - dijo Sofía,

- no podemos quedarnos aquí,

nuestros sueños de jugar en la fuente,

son solo un espejito, ¡hay que actuar urgentemente! -

Decidieron hacer una reunión,

frente al árbol que daba sombra y alegría,

los grandes y chicos, todos con emoción,

explicaron lo que pasaba en su vida fría.

- En el barrio de al lado - comentó Juan -

el agua nunca les falta, ¡es una desgracia!

Pero aquí, nuestra sed nos hace un gran daño,

y aunque el sol brilla, no hay agua en la casa.

- ¡Hay que visitar esas casas de allí! -

propuso Luisa con voz decidida.

- Quizás ellos tengan una solución,

y podamos unir nuestras fuerzas, ¿es buena idea? -

Con pancartas de colores y una gran sonrisa,

se fueron al barrio donde el agua brotaba.

Los chicos del puente, entre risas y risas,

los miraron de cerca, curiosos al tema que hablabas.

- Ustedes siempre tienen agua, ¿por qué no nos ayudan? -

preguntó Nicolás mirando a un lado,

- Aquí no podemos jugar, nuestros juegos no son tan buenos,

sin agua ni ríos, todo lo hemos olvidado.

- Claro que sí - dijo Tomás, con gran valentía,

- Juntos podríamos traer agua a su barrio,

fundemos una fiesta y fluyamos como ríos,

compartamos, cuidemos, así seremos más sabios.

Decidieron organizar un gran festival,

con música, juegos y agua de verdad,

y al llegar el día todo fue un manantial,

llevaron mangueras y risas a raudales, ¡qué felicidad!

Y así los vecinos de ambos barrios unieron

los sueños, las ideas y el amor por el agua,

aprendieron que juntos son más, que son sinceros,

que la amistad florece cuando uno siempre colabora.

Entonces, los niños del barrio sin agua,

hicieron un pacto bien fuerte y sincero,

junto a los de al lado, su dicha reescribieron,

una aventura en su corazón siempre se quedará.

Así cambiaron su historia, bien grande y encantada,

sin importar el barrio, ni quien tenía menos,

sólo importaba el amor, en esta hermosa jornada,

regando la vida, del barro, el cielo y los sueños.

FIN.

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