La Gran Aventura del Aire Acondicionado


Había una vez una hormiguita llamada Anita que vivía en China. Un día, mientras buscaba comida para su colonia, se encontró con un extraño objeto brillante y frío: ¡era un aire acondicionado! - ¡Qué cosa más rara! -exclamó Anita-.

¿Para qué servirá esto? A pesar de no saber cómo funcionaba el aire acondicionado, Anita decidió llevárselo a su colonia para que todos pudieran verlo. Pero cuando llegó allí, sus compañeras no estaban interesadas en el nuevo objeto.

- Eso es solo basura -le dijeron-. No sirve para nada. Anita se sintió muy triste al escuchar esto. Sin embargo, ella sabía que el aire acondicionado tenía algún tipo de valor, aunque no supiera cuál era.

Mientras tanto, Napoleón, un ratón aventurero y curioso que había viajado desde Francia hasta China en busca de nuevas experiencias, se encontró con la pasta dental de una familia china. - ¡Vaya! Esto es algo diferente -pensó Napoleón-.

Nunca he visto algo así antes. Aunque nunca había usado pasta dental antes (ya que los ratones no tienen dientes), Napoleón estaba fascinado por el olor fresco y mentolado del producto. Decidió llevársela consigo como recuerdo de su viaje.

Unos días después, Anita seguía pensando en el aire acondicionado cuando vio pasar a Napoleón con la pasta dental. - Hola Napo -dijo Anita-, ¿qué tienes ahí? - Es pasta dental -respondió él-. La encontré en una casa cercana.

Huele muy bien. Anita se acercó a oler la pasta dental y de repente, tuvo una idea. - ¡Ya sé! -exclamó-. Podemos utilizar esta pasta dental para limpiar el aire acondicionado. Tal vez así funcione mejor.

Napoleón no estaba seguro de que eso fuera a funcionar, pero decidió ayudar a Anita en su plan. Juntos, aplicaron la pasta dental al aire acondicionado y lo encendieron.

Para sorpresa de todos, ¡el aire comenzó a funcionar perfectamente! El olor fresco de la pasta dental llenó el aire y Anita saltaba emocionada alrededor del objeto brillante. - ¡Lo logramos! -gritó-. Gracias Napo por tu ayuda.

Desde ese día, Anita aprendió que todo objeto tiene un valor y debe ser explorado antes de ser descartado. Además, aprendió que trabajar en equipo con amigos puede llevarnos más lejos de lo que imaginamos. Y Napoleón también aprendió algo valioso: nunca subestimes el poder del olor fresco y mentolado en cualquier situación.

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