La Gran Aventura del Bosque Colorido



En un bosque muy especial, lleno de árboles altos y flores de todos los colores, vivían siete amigos: Lucho el Lobo, Lola la Liebre, Tito el Tucán, Mía la Mariposa, Cato el Canguro, Pipo el Pato y Belu la Rana.

Un día soleado, mientras jugaban en el claro del bosque, Lucho dijo:

- ¡Chicos! ¿Qué les parece si jugamos a encontrar el tesoro escondido?

- ¡Sí! ¡Me encanta la idea! - exclamó Lola, dando saltitos de alegría.

- Pero, ¿dónde está el tesoro? - preguntó Tito, moviendo su colorido pico.

- Yo sé que en la colina del arcoíris se encuentra un mapa que nos guiará. - dijo Mía.

- ¡Vayamos a buscarlo! - dijo Cato, estirando sus largas patas.

Todos los amigos se pusieron en marcha, cruzando el bosque juntos. Al llegar a la colina del arcoíris, encontraron el mapa escondido bajo un gran arbusto.

- ¡Lo encontré! - gritó Pipo, saltando de felicidad.

El mapa les indicaba que el tesoro estaba al final del Bosque Colorido, pero había un reto: tenían que encontrar tres llaves mágicas.

- Muy bien, primero debemos buscar la llave dorada. - dijo Belu.

- ¡Yo la veo cerca del estanque! - dijo Pipo, apuntando con su ala.

Los amigos fueron al estanque, donde había un lindo lirio que cubría la llave dorada.

- ¡Rápido, levanta el lirio! - sugirió Lola, mientras todos se acomodaban alrededor.

- ¡Yo la sacaré! - dijo Cato con determinación, y con un salto ágil, levantó el lirio y tomó la llave.

- ¡Una llave menos! - gritaron todos alegres.

Siguieron el mapa, que los llevó a un sendero lleno de flores. Allí, debían encontrar la llave plateada.

- Miren, en la flor más grande hay algo brillante. - dijo Mía, acercándose curiosa. Al inspeccionar más de cerca, descubrían que, efectivamente, había una llave plateada en el centro.

- ¡Qué hermosa! - dijo Tito. - ¡Vamos a sacarla con cuidado!

Con mucho cuidado, Lola usó sus patitas para sacar la llave.

- ¡Ya tenemos dos! - felizmente dijo Pipo.

Pero al mirar el mapa, se dieron cuenta de que la última llave, la de color verde, estaba en la cima de un alto árbol.

- ¡No puedo llegar tan alto! - dijo Belu, preocupada.

- Tranquila, yo puedo ayudar. - dijo Cato, quien podía saltar muy alto. - Puedo trepar y buscarla por vos.

Cato saltó, brincó y llegó a la cima del árbol.

- ¡Aquí está! - gritó desde arriba. - ¡Bajando! - Y con mucho cuidado, llevó la llave verde a sus amigos.

- ¡Aplaudamos por Cato! - dijo Mía emocionada.

- ¡Lo hiciste genial! - le dijeron todos.

Con las tres llaves, se dirigen al lugar donde el mapa les indicaba el tesoro. Al llegar, encontraron un gran cofre lleno de sorpresas: juguetes, golosinas y colores.

- ¡Es un tesoro de alegría! - dijo Lucho.

- ¡Lo compartiremos entre todos! - propuso Pipo.

Y así, los amigos disfrutaron de su tesoro, recordando que la verdadera aventura era el tiempo que pasaron juntos, ayudándose y divirtiéndose.

Fin.

- Al finalizar su gran aventura, Lucho dijo: - Lo más importante no es el tesoro, sino la amistad que tenemos y lo divertidos que somos juntos. – Todos asentieron y sonrieron.

Y así, en el Bosque Colorido, no solo encontraron un tesoro, sino que también aprendieron el valor de la colaboración y la alegría de compartir su tiempo con quienes más amaban.

FIN.

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